El pasado fin de semana los bañistas de la playa del Tarajal volvieron a ser testigos de un intento de fuga a la desesperada, pero muy premeditado. Su protagonista fue Salah Mouhtafap, un marroquí de 47 años que reside en Fortuna, Murcia, desde hace cinco. El viernes de la semana pasada solo tenía una cosa en mente: cruzar a nado los 250 metros de playa que separan Ceuta y
Marruecos.
Lleva 11 días viviendo en la nave del Tarajal en Ceuta. Trabajaba tres meses sí y otros tres no en los campos de fruta y limones de Murcia, pero enfermó hace un par de meses.
“Hacía trabajos en los campos de fruta y limones y cuando enfermé paré de trabajar. No tenía salud para continuar y decidí venirme a Ceuta para poder cruzar a Marruecos. He venido a la nave con la
Cruz Roja. Estoy viviendo ahora aquí. Estamos bien de comida y de alojamiento pero solo queremos volver con nuestras familias y nuestros hijos”, explicó Salah, que confía en poder regresar a su país.
Una vez pasado el espigón del Tarajal lograría su objetivo. Pero ese viernes la Guardia Civil fue más rápida que él y lo interceptó antes de que pudiera conseguirlo, a pesar de los gritos de
“¡Corre, corre!” de ánimo de los bañistas al percatarse de la aparición de un agente que se tiró al agua tras él.
“He intentado pasar por el espigón con mis papeles y los perdí en el intento cuando salté al agua para pasar al otro lado de la frontera. Tras correr mucho, me desmayé. Cuando vi a la Guardia Civil, me lancé al agua pero después me mareé y volví a la orilla con los guardias”, relató visiblemente desesperado ya por una situación “que no solucionan de una vez por todas”.
Ahora, además de estar atrapado en una ciudad que no es la suya, tiene un problema más. Solo tiene una declaración de que reside en España ya que el resto de su documentación la perdió en el mar.
“Ahora estoy sin papeles ni de residencia. Todos los he perdido. Fui a Extranjería para resolver mi problema y me dicen que vuelva a Murcia para resolverlo”, comentó mostrando el documento.
Un intento de huida desesperado que se está convirtiendo en una estampa cada día más frecuente en nuestra ciudad. Algunos han conseguido retornar al país vecino a nado haciéndose pasar por bañistas que disfrutan del mar para, en un descuido, cruzar a la carrera los pocos metros de la playa que terminan en el espigón del Tarajal, y eso da esperanza a otros para repetir la acción. Ese es el motivo por el que Salah vino a Ceuta. Por volver estaría dispuesto a lo que sea.
“Estoy enfermo, soy asmático y tengo problemas de ansiedad. Cada dos por tres estoy en urgencias. Vivo solo en España. Todos están en Marruecos, mi mujer, mis hijos… Hace seis meses que no los veo y quiero volver a verlos. He venido aquí a Ceuta para cruzar y sentirme mejor con mi familia, para tener mejor salud. Estoy cansado de todo esto y solo quiero volver a casa”, prosiguió.
El caso de este marroquí no es distinto. Parece que Marruecos continúa obviando a sus súbditos bloqueados en Ceuta.
Cierre inesperado
Desde que el pasado 13 de marzo Marruecos decretase el cierre de la frontera del Tarajal por motivos de seguridad ante la pandemia provocada por el
coronavirus, cientos de marroquíes se quedaron atrapados en nuestra ciudad.
Han pasado ya cuatro meses desde ese momento y en estos meses han estado viviendo en el Pabellón de La Libertad hasta su cierre y ahora en una nava en el Tarajal.
Además, el país vecino prolongó este pasado jueves el esta de alarma hasta el 10 de agosto. Esto supone que la frontera permanecerá cerrada en prevención de posibles contagios de coronavirus.