El Gobierno de la Ciudad tiene previsto celebrar el lunes, día dieciocho, un nuevo episodio de este lamentable sainete que ha decidido poner en escena, denominado las “140 medidas por un futuro más estable y mejor para Ceuta”.
Parece ser que a los sindicatos más representativos de la Ciudad, UGT y CCOO, nos queda interpretar el papel del “niño” en la fábula del “Rey desnudo”. Y debemos decir, alto y claro, lo que todo el mundo sabe y nadie quiere decir para no sentirse perjudicado en sus intereses, en su imagen, o en ambas cosas. Este documento es un texto incoherente, inconsistente y contradictorio, no ya de imposible desarrollo, sino de vergonzante presentación. Es, en su esencia, un intento descabellado de que las filias y fobias de un Gobierno desnortado puedan encontrar un respaldo social que el rigor, la sensatez, las reglas de la economía y los valores democráticos le niegan. Todo el mundo sabe, perfectamente, que el camino iniciado y continuado por la soberbia del Gobierno es un camino a ninguna parte. No tiene recorrido ni futuro. Y sólo se mantiene por el “miedo” de los interlocutores al “qué dirán” si se les acusa de no participar en una propuesta para “reconstruir Ceuta”.
Ceuta se encuentra en una situación muy delicada y exige, de todos, un comportamiento más serio y responsable. Es necesario y urgente articular un auténtico Diálogo para diseñar una estrategia consensuada. Y para ello es imprescindible hablar. Es evidente que el Presidente de la Ciudad niega el diálogo por razones estrictamente personales. Odia a los sindicatos por razones estrictamente personal, básicamente porque no nos doblegamos ante sus tropelías y no aceptamos sus arbitrariedades; pero él no puede trasladar al ámbito institucional sus sentimientos personales. La institución que preside, y representa a todos los ceutíes, no merece esta perversión. Los sindicatos UGT y CCOO no compartimos muchas de las cosas que hace el Gobierno de la Ciudad, a pesar de lo cual estamos dispuestos a trabajar codo con codo con el Gobierno para ayudar a Ceuta. La responsabilidad institucional debe estar por encima de cualquier otra consideración.