El suicidio es una conducta que, en muchas ocasiones, resulta incomprendida. Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la persona que tiene esta clase de emociones y pensamientos es una sociedad que no reconoce su mal. El Campus de Ceuta ha acogido esta mañana una conferencia para impartir conocimientos básicos sobre esta cuestión.
Esta ponencia a cargo de David Sánchez, docente del grado de Psicología de la UGR, se enmarca en las I Jornadas de Salud mental que organiza la Facultad de Ciencias de la salud y que se desarrollarán este lunes y martes.
La exposición ha versado sobre las formas que existen para reconocer y frenar la autolisis. Cada vez más es una realidad preocupante en España. Los últimos años la tendencia es que esta causa de muerte supere a los accidentes de tráfico y, poco a poco, toma más terreno en esferas públicas.
“Todos podemos ser agentes en la prevención del suicidio”. Estas han sido las palabras de Sánchez. Es este el motivo por el que la formación se convierte en una pieza fundamental para detener un final inevitable. A lo largo de su exposición ha informado sobre las señales de alerta que uno puede localizar en uno mismo o en alguien del entorno cercano.
El reflejo más claro es la tentativa, que implica el riesgo de que vuelva a repetirse entre los próximos seis y doce meses desde el primer intento. Otro es la emoción de sentirse “atrapado”, tal y como ha indicado Sánchez. Esta sensación se da cuando la persona manifiesta que no encuentra un modo de dar respuesta a su problema.
Protección
A su vez, ha insistido en la necesidad de propiciar los llamados factores de protección tanto internos como externos. Es de vital importancia validar los sentimientos de la persona que tiene una ideación de autolisis y brindarle ayuda.
Asimismo, hay que dar rienda suelta a condicionantes como la esperanza, el autocuidado, la autoestima, el sentimiento de pertenencia o tener metas, entre otros. Estos son clave para tratar de revertir estos pensamientos y evitar que el afectado llegue a la conclusión de que la mejor solución es poner punto y final a su vida.
La charla ha estado dirigida fundamentalmente a los estudiantes para que ellos mismos tengan herramientas por si en algún momento presentan este comportamiento. Son también instrumentos que sirven para aplicarlos en caso de que un ser querido o alguien del círculo más próximo muestre síntomas.
Implicación de agentes sociales
Algunas regiones han comenzado a impulsar programas para tratar de frenar este fenómeno que afecta a personas de todas las edades. Recientemente en Ceuta se dio luz verde en sesión plenaria al desarrollo de un programa para tratar de detectar a tiempo estos casos.
El Faro ha trasladado una serie de preguntas a Sánchez. Respecto a la aprobación de la propuesta para la creación de un plan para luchar contra esta lacra social, el docente ha destacado que es un asunto “clave” que se dé un “apoyo no solamente a nivel académico, sino también en el ámbito político”.
Ha incidido en que “hay que hacer lo posible para poner en marcha este tipo de programas. Andalucía ha publicado hace muy poco uno. Evidentemente, Melilla y Ceuta deben hacer lo mismo. Hay que potenciarlo porque de lo contrario, queda invisibilizado”.
A su vez, ha manifestado que “si no se tiene esta ayuda institucional las muertes por suicidio no tienen una prevención. En el fondo, esto es apoyar con recursos y dinero. Las administraciones los tienen”.
Falta de clasificación
La Educación y la Sanidad también son pilares en los que debe introducirse este tema y prestarle atención para tejer una red que mejore, en este sentido, la circunstancia actual del país.
La autolisis en ocasiones no queda registrada oficialmente en los informes sanitarios. A veces estas historias se catalogan de politraumatismos e intoxicación. Al consultarle sobre ello, Sánchez ha estima que se corresponde en parte con el tabú que existe en torno a este fenómeno social.
“Cuando hice mi tesis sobre el año 2005 recuerdo que estuve por hospitales públicos de Andalucía con psiquiatras y psicólogos. Les dije específicamente que en los estudios e investigaciones habíamos encontrado perfiles concretos y, sobre todo, una falta de clasificación adecuada de estas muertes”, ha explicado.
Ha insistido en que estas catalogaciones no muestran “conductas autolíticas” y que este tipo de registros que esconden estos hechos “se entienden como algo accidental”.
Es este motivo por el que cree pertinente “la formación no solo educativa, sino también social y sanitaria". "Hay que hacerlo en todos los ámbitos porque hay que sacar al suicidio del armario”, ha reflexionado.
Enhorabuena a la organización. Ha sido una ponencia muy interesante.