Da igual la fecha, la climatología o cualquier otra circunstancia. Desde que se levantaron las restricciones de movilidad establecidas por el estado de alarma, la 'nueva normalidad' de los vándalos de nuestra ciudad, se parece mucho a la normalidad existente antes de la pandemia.
Y es que, una noche sí y otra también, los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) tienen que realizar varias salidas cada noche a sofocar incendios provocados. Esta madrugada, sin ir más lejos, han tenido que acudir a tres focos diferentes. El primero de ellos, sobre las doce y media de la noche en la zona de Cría Caballar: 5 bomberos y 2 vehículos se desplazaban hasta este conocido lugar para sofocar un incendio de rastrojos. Cuarenta minutos después, y sin ni siquiera regresar al Parque, los mismos efectivos se desplazaban a Loma Larga, para atender una llamada similar: quema de rastrojos y monte bajo, que precisaba de una media hora de tareas para apagar las llamas.
Tras una 'tregua' de unas horas, sobre las 6 de la mañana llegaba el aviso de un vehículo ardiendo en Arcos Quebrados, hasta donde los efectivos de Bomberos acuden siempre escoltados por la policía, tal y como se estableció en el protocolo de seguridad puesto en marcha para prevenir y atajar los agresiones y apedreamientos a los camiones del SEIS. Esta intervención duró casi una hora, aunque no hubo que realizar evacuaciones de los domicilios cercanos al lugar de las llamas.
Quejas y preocupación por el vandalismo
Los bomberos ya han repetido hasta la saciedad sus quejas por la situación, ya que les preocupa que se produzca un incendio fortuito o de gravedad al que puedan acudir tarde o no puedan acudir por estar atendiendo este tipo de incendios provocados.