En él, el autor se hace eco de lo que todo el mundo sabe, que por mucho que sean centros concertados y, por lo tanto, sometidos a las normas de escolarización de lo público, colegios como el San Agustín o La Inmaculada acogen a un alumnado con un perfil muy distinto al de la media que asiste a los centros públicos.
“Ya sabíamos que el alumnado de los centros concertados proviene, en gran medida, de familias que disponen de las mayores rentas económicas de la ciudad”, reconoce Belmonte. Esta “certeza” se ha constatado fehacientemente ahora, con la publicación del último Informe del Consejo Escolar del Estado, con la introducción de un nuevo indicador, el Índice de nivel socioeconómico y cultural (ESCS), que está formado a su vez por los índices del mayor nivel educativo de los padres, del mayor nivel laboral de los padres y del patrimonio cultural familiar.
Con este ratio empírico se ha demostrado que la diferencia entre el ESCS de las familias de la concertada y el de la pública es mayor en Ceuta y Melilla que en ninguna otra región: Los centros concertados de las dos ciudades autónomas obtienen el mayor índice socioeconómico y cultural de toda España, el 0,22, muy por encima de la media estatal que es de 0,07.
Mientras, los centros públicos obtienen el penúltimo peor índice (igual que Andalucía, -0,76), sólo superado por el de Canarias (-0,8).
“Estos resultados”, diagnostica el sindicalista en su artículo, “hacen que Ceuta y Melilla presenten la mayor brecha socioeconómica y cultural (0,98) entre sus centros concertados y públicos”. La media nacional es de 0,62 y la de los países de la OCDE, de 0,43. Si este dato ya es, de por sí, significativo, el autor subraya la paradoja que supone el hecho de que acudir a un centro concertado sale, en las dos ciudades, más barato que en ninguna otra parte de España.
Según las estadísticas oficiales, mientras las cuotas anuales que pagaron los hogares al centro privado alcanzaron en 2009 una media estatal de 1.541 euros por alumno según la Encuesta de Financiación y Gastos de la Enseñanza Privada del curso 2009-2010, en Ceuta (286) y en Melilla (313) fueron muy inferiores y se colocaron como las zonas de España donde se abonaron las cuotas por alumno más bajas en educación no universitaria.
Estos datos demuestran, a juicio de Belmonte, “la desventaja educativa en que se encuentra gran número de los jóvenes de Melilla y Ceuta, particularmente los de origen bereber y árabe respectivamente, pero no los únicos, a pesar de los recientes e insuficientes apoyos de la Administración educativa en educación compensatoria” y ponen de relieve la “urgente” necesidad de construir centros educativos públicos y de “mejorar sensiblemente las condiciones educativas (sobre todo recursos humanos para reducir el altísimo número de alumnado por aula) de todos los centros públicos”.
¿Qué es y qué mide el índice ESCS?
El programa PISA de la OCDE utiliza un índice compuesto, denominado ESCS para medir el nivel socioeconómico y cultural de las familias. Se trata de un indicador consolidado “que permite analizar la influencia de este factor de contexto sobre los resultados escolares”. De acuerdo con la escala de medición establecida, al índice ESCS se asigna, para el total de los países de la OCDE que participan en PISA, un valor medio de cero y una desviación típica de uno. Un índice negativo significa que las familias de los alumnos de un país o de una región tienen un nivel socioeconómico y cultural inferior a la media de la zona OCDE. Un registro positivo, que el nivel es superior a la media.