No siempre llueve a gusto de todos y, mucho menos, cuando de los polígonos del Tarajal se trata, donde una nueva medida, por mucho que suponga un gran avance para esa actividad infrahumana que se desarrolla en la frontera de Ceuta-Marruecos como es el porteo, pocas veces es recibida de buen agrado por las personas que ejercen el comercio atípico. Las negativas, quejas y protestas para adaptarse a los cambios que se van adoptando en esta guerra contra el ‘bulto’ siempre han estado servidas. Y las restricciones para el peso máximo de carga no iban a ser una excepción.
Desde ayer los polígonos cuentan con tres básculas que controlan y regulan el peso máximo por bulto, que se ha establecido en 75 kilos para las mujeres y 80 para los varones. Es una paso más que consigue ensanchar esa fina y endeble línea de la dignidad que separa a Ceuta y Marruecos. Una medida que tanto la Ciudad como la Delegación del Gobierno han vestido de “humanidad”, pero que ayer coció más de un enfado entre las mujeres que intentaban salir con más peso del que se ha marcado.
Cinco, diez o, incluso, veinte kilos por encima del límite establecido marcaban muchos de los bultos, pese a que desde hace semanas ya se había aplicado la restricción de no superar los cien kilos. Sin embargo la precisión de la báscula no deja margen a engaños. La obligatoriedad de someterse a la misma no exonera a nadie y tampoco hace excepciones. Por lo que ayer la salida del recinto, a pesar del desagrado por esta restricción, se hizo bajo la resignación de no superar esos 75 kilos.
La Fase II ha adquirido dos de las básculas, que ha dispuesto en el recorrido de salida del polígono. Los porteadores pueden pesar en cualquiera de las dos, indistintamente, y bajo la supervisión de dos trabajadores de la seguridad privada del polígono. La última báscula, adquirida por la Ciudad, se encuentra a la entrada del paso del ‘Tarajal II’ y, nuevamente, deben pasar por ella todos los porteadores. Un nuevo control en el que se comprueba que a lo largo del recorrido entre una báscula y otra no se haya incrementado el peso. El proceso está ralentizando las salidas de porteadores y, con ello, el cierre del paso transfronterizo, que ayer lo hizo alrededor de las 13.00 horas y con la salida de unas 1.400 mujeres.
La medida, que se acordó entre ambas administraciones durante la última comisión sobre el Tarajal celebrada el pasado diciembre, persigue obtener un “mayor rendimiento al plan de seguridad” y “humanizar” las condiciones en las que trabajan las cientos de personas que cruzan de lunes a jueves a través del paso de mercancías ‘Tarajal II’. Su intención es paliar la crueldad de un tráfico comercial que vulnera los derechos humanos, como denuncian innumerables asociaciones, y que han reconocido las administraciones e incluso instancias europeas.
La adopción del sistema del carrito para portear estableció unos límites en las dimensiones del bulto, que poco se han respetado, y un máximo de carga en 70 kilos, que con el tiempo ha corrido la misma suerte. Así a lo largo de los meses ha sido perceptible cómo los porteadores llegaban a superar los cien kilos de carga. Un hecho que ha conllevado la toma de una decisión que parte de forma unilateral de las administraciones, central y local, y cuya aplicación se está haciendo de forma estricta y sin titubeos, como fue perceptible en la jornada de ayer.
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