En las próximas horas comparecerá el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, para dar a conocer detalles del decreto que entrará en vigor a partir del 21 de diciembre. Normas que servirán para contener el virus -al menos eso es lo que se pretende- y que vendrán a afectar a ámbitos como el de la movilidad o la vida social. Las autoridades sanitarias y políticas pueden poner en marcha decenas de consejos y medidas pero la responsabilidad recae en el ciudadano, es ahí donde radica el éxito o no de la contención de un virus complicado que, sin esperarlo, puede dar la peor de las noticias. Han fallecido 57 personas, en algunas familias se ha perdido a hasta dos miembros. El drama personal que ellos viven no ha servido para que haya grupos de irresponsables que ven en estas fiestas una manera de burlar las normas y ya avisan de que harán lo que consideren. Se ha anunciado que habrá Policía suficiente para controlar. No debería ser así porque todos, viviendo lo que hemos vivido, tendríamos que tener la responsabilidad debida para evitar crear el escenario idóneo para que el virus se haga fuerte. La responsabilidad, ahora, la tiene el ciudadano, la tiene todo aquel que no debe usar la navidad como excusa para causar un daño irreversible a toda la ciudad provocando aumentos de casos y, por tanto, más muertes.