Positivos acumulados: 222. Curados: 218. Casos activos: 0. Ayer se marcó una efeméride en lo que a la pandemia de coronavirus en Ceuta se refiere. Pero hay otra que quedará para el recuerdo, y es que en nuestra ciudad ningún mayor de una residencia se ha contagiado.
Mientras a nivel nacional el debate de la gestión de las residencias de mayores está en boga, en Ceuta una mezcla de antelación, protocolos estrictos y eficacia han permitido que a día de hoy, que se reanudan las visitas de familiares para ver a sus mayores, la estrategia haya sido un éxito.
El Faro de Ceuta se ha puesto en contacto con los tres gerentes de las residencias de mayores de nuestra ciudad. Dos de ellos, a excepción del director de la residencia Nuestra Señora de África que declinó participar en el reportaje, accedieron a relatar de primera mano cómo se han vivido estos meses desde dentro.
La antelación ha sido una de las claves: mientras en la residencia Gerón-Ceuta se empezaron a implantar medidas a finales de febrero, como la desinfección de manos obligatoria, fue en los días previos a decretarse el estado de alarma cuando en Cruz Blanca comenzaron a aplicar medidas sanitarias. Ángeles Montero Palacios, directora de la residencia Gerón, desgrana algunas de las medidas tomadas: “Cuando aún se sabía poco del virus, primero empezamos con la desinfección con gel hidroalcohólico. A partir del 5 de marzo se suspendió la terapia acuática que se hacía en el spa tanto para residentes como para grupos que venían de otras asociaciones. También se suspendió el voluntariado y las visitas familiares se restringieron a una persona por residente, los cuales antes de su acceso a la residencia ya debían de desinfectarse las manos”. Unas visitas que quedaron suspendidas definitivamente el 12 de marzo.
Un día después, el 13, se aplicaba la misma medida de seguridad en la Casa de Nuestra Señora de los Ángeles de Cruz Blanca. “Cerramos a cal y canto todos los accesos a los residentes. Para poder estar con ellos tenías previamente que haberte tomado la temperatura, cambiado de ropa, puesto los EPI...”, recuerda su gerente, Pablo Núñez.
El colectivo más vulnerable frente a la pandemia también lo era frente a otra amenaza: la soledad. Para combatirla, desde ambas residencias se estableció una rutina de diversas actividades. “Al personal nunca le ha faltado una palabra amable para el mayor o una palabra de aliento o de tranquilidad, siempre brindando lo mejor de ellos para hacer más ameno el confinamiento a los mayores. Me siento muy orgullosa de todo mi equipo”, expresa Montero.
Núñez destaca las energías que se pusieron por mantener la máxima actividad durante el confinamiento. Pero sobre todo: “El esfuerzo para mantener el miedo fuera de la residencia”.
Porque miedo hubo y era patente. Como aquel día en el que un residente de Gerón tenía dificultades respiratorias, se le hizo un test rápido que dio positivo y se activó el protocolo con Sanidad. Por suerte, a las cuatro horas y tras una prueba PCR el diagnóstico fue negativo en coronavirus. “Fue el momento más feliz”, confiesa Montero. Por parte de Núñez, destaca una “preocupación” que se llevaban todos los días a casa. “WhatsApp ha sido un hervidero de pensamientos, de discusiones, de soluciones... Cuando entras por la puerta de la residencia tienes que estar preparado para cualquier cosa, no había tiempo para pensar sino para actuar”.
La tecnología también ha sido clave para mantener el contacto entre residentes y familiares: esta también fue la historia de cómo las videollamadas se convirtieron en la rutina de cada mayor.
Pero sin duda, lo que destacan ambos gerentes es la “fuerza” de sus usuarios, quienes han salvado lo más duro del confinamiento y hoy, por fin, pueden ver de nuevo a sus familias.
Medidas implantadas en Nuestra Señora de África
Este periódico pudo conocer las medidas que ya se aplican desde este jueves en la residencia gestionada por la Ciudad relativas a las visitas de familiares. Así, estarán limitadas al espacio del vestíbulo del edificio, entre las dos puertas de entrada, en horario de 10:00 a 12:00 horas. El máximo de visitas diarias que ha establecido la dirección es de cuatro. Y cada visita no podrá durar más de 15 minutos.
Para que todos puedan reencontrarse con sus familiares, se ha establecido una visita por residente. Una vez todos los usuarios hayan recibido a sus familiares, se comenzará una segunda ronda de visitas.
Todas las personas que acudan a la residencia sin excepción serán sometidas a una toma de temperatura. Si supera los 37 grados, la visita quedará suspendida como medida preventiva. Además, si la persona que acude a ver a su ser querido lleva una mascarilla, se le facilitará en la propia residencia una pantalla protectora. El lavado de manos será obligatorio tanto antes como después de colocarse dicha pantalla.