Tal y como narró el propio inmigrante, residente en el CETI y natural de Gambia, su intención era la de colarse en el interior del barco trepando por las cuerdas de amarre. Para ello primero se arrojó al agua y después se las ideó para ir trepando ayudándose de la cuerda. No pudo cumplir con el propósito ya que se precipitó al agua cuando a punto estaba de alcanzar la meta.
Técnicas habituales
La Benemérita trasladó a tierra al subsahariano que no presentaba herida alguna y que finalmente fue devuelto al Centro de Estancia Temporal. La táctica empleada por este inmigrante no es desconocida por las fuerzas de seguridad que se han enfrentado a temporadas en las que la presión en el entorno de los barcos ha sido constante. Con la actuación de ayer se teme que ahora los subsaharianos que acostumbraban a esperar en la avenida portuaria el pase de los camiones para esconderse en sus bajos o en su carga opten por introducirse directamente en los barcos. Y ya no precisamente los que para ellos son habituales: como los dedicados al traslado de la basura; sino cualquiera que les pueda servir para conseguir la meta que no es otra que alcanzar el territorio peninsular.
Precisamente en la jornada de ayer la Benemérita interceptó a cinco subsaharianos que ya se habían escondido en los camiones y mantiene operativos los controles en distintos puntos del puerto para evitar que historias como la de este gambiano se repitan con asiduidad.
Las salidas por estas vías ajenas se han convertido en una válvula de escape para quienes engordan las listas de residentes en el CETI.
Controles por vía marítima
El refuerzo en la vigilancia practicada desde ambos lados en los espigones fronterizos ha influido en la presión que se ha estado registrando en los últimos meses por vía marítima. Tal es así que se ha producido un descenso drástico en las entradas que habían superado el centenar mensual desde el pasado junio. En este punto Melilla no corre la misma suerte que Ceuta, ya que en la ciudad hermana se sigue produciendo una gran presión en el mar, con entradas no sólo de varones y mujeres sino, cada vez más, de menores e incluso bebés. En las últimas horas se ha producido la entrada de otra embarcación cargada con diez subsaharianos en una historia repetida casi a diario.