Según Luna Blanca todavía quedan 400 atrapados en Ceuta. Otros elevan ese número hasta casi los 700. Ambas apreciaciones numéricas tienen en común las penurias de hombres, mujeres y niños de Marruecos que continúan sin poder salir de la ciudad.
Desde hace casi una amenaza la
Delegación del Gobierno espera el visto bueno de las autoridades marroquíes a un listado bloqueado desde la noche del lunes, cuando incluso desde la plaza de los Reyes se anunció que esa noche confiaban en abrir la frontera para sacar a un pequeño grupo de atrapados. No fue así.
Marruecos dice cuándo como también dice la manera y hasta la fecha, desde la noche del pasado domingo, no ha encontrado la forma de aceptar a sus propios nacionales.
El listado, aseguró la Delegación, ha partido esta vez de Ceuta. La Policía ha sido apartada en cuanto a una selección de personas desde el inicio de este proceso, cuando hoy hace justo una semana que el reino de Mohamed VI mandó quien debía salir y quien no. La batuta se cogió en el otro lado de la frontera mientras en Ceuta únicamente se pasaba lista, como quien criba a los top de la clase.
Trabajos en Ceuta
Entre las personas atrapadas ya hay quienes no quieren irse. Pero no solo los inmigrantes a los que se les ha abierto expediente de devolución. Hay transfronterizos que han encontrado trabajo y que rechazan volver a su país. Protagonizan esa particular bolsa oculta del empleo local ajena a cualquier regularización. En casas o para el desarrollo de los apaños del día, un puñado de marroquíes prefiere quedarse en Ceuta para ganar algo de dinero antes que regresar a su país.
Ellos no se han fugado para no ser devueltos sino que han optado por rechazar un regreso porque aquí, en plena pandemia, les ha surgido una oportunidad.