Hay una canción que me ha llegado al corazón. Al escucharla me ha dado la inspiración para escribir algo sobre una persona conocida.
Aunque las tinieblas hayan aterrizado a una mente y esta haya sido zarandeada por los laberintos de las dudas.
Siempre hay un momento que uno puede ser rescatado.
Gracias a la vida este hombre de carne y hueso con un montón de centímetros de altura y una bondad que sale de la misma niñez pudo encontrar la atracción de un juego muy poco practicado, pero que en esta geografía española se está poniendo de moda, gracias a una serie de cosas que acontecieron en estos años de sin vivir de la pandemia.
Fue empujado por obra y gracia hacia este lugar y conocer a gente distinta, pero no distante.
Entre ellas a un hombre público que durante muchos años estuvo en la calle y bien considerado por su profesión.
Es otro personaje que como en su ministerio público fue la crem de la crem en los relojeros. Profesión hoy en día en desuso y además buscado con lupa.
Esta unión hizo primero que entrara en la dinámica de aprender un juego artístico y difícil como es el ajedrez.
Y a la vez, mantener una relación de amistad muy grande con Luis Hesiodo Seguín.
De él siempre le ha servido como inspiración, en uno de los múltiples proyectos con la inteligencia artificial del ordenador.
En la página web del grupo de ajedrez están plasmadas todas sus composiciones e imágenes.
En esta unión de amistad llegaba la singularidad del desdoble e intercambios.
Por un lado Luis daba ideas sobre cómo jugar al ajedrez que él ha aprendido y con su peculiaridad forma de interpretar este juego cautivaba tanto a Juanjo, como a los demás amigos de él y de la federación de ajedrez de Ceuta.
Pero no podían estar separados.
Por este motivo un día le propuso Juanjo a Luis escribir un libro de vivencias del pasado "reciente" de nuestro presidente honorífico del ajedrez ceutí.
Basándose en su puesta en escena de tener una carrera de las que antiguamente se le decía maestro escuela, fue recopilando datos y haciendo borrador tras borrador hasta conseguir hacer, con una prosa sencilla, un libro que lo presentó a un certamen literario.
No lo ganó, pero una editorial se fijó en él y le propuso mandarlo a la sala de máquinas de su imprenta.
Y salió al público hace tan solo unos días.
El título es: Más allá de relojes y Trebejos. Es fácil de leer y muy interesante. El autor es Juan José Castillo. Gran amigo y ajedrecista especialista en el Gambito morrat.