Quién puede dudar de Leo Messi? El argentino ha sido de lejos el mejor jugador de la temporada pasada, no sólo por sus excelentes números sino, también, por el fútbol que ha practicado dentro de casi todos los campos que ha pisado. A nadie en su sano juicio (o sin estar cegado por el ardor de las rivalidades históricas) se le ocurriría comparar ni tan siquiera con uno de sus talones a cualquier otro jugador del mundo; incluyendo en este grupo a ese jugador altivo y portugués que luce tan bien entre mediocres. Por ello y por algunas cosas más, me parece desmedido e insultante que se pueda decir que Leo Messi no merecía ganar el Balón de Oro de este año, con el único argumento de la victoria española en el Mundial de Sudáfrica frente al estropicio de Maradona más que de Argentina.
El jugador sudamericano no ha tenido en ningún momento un rival que hiciera peligrar su segundo balón dorado consecutivo. Andrés Iniesta apenas había hecho algo interesante durante toda una temporada lastrado por las lesiones, y Xavi Hernández, pese al titánico mérito y a la grandísima calidad que concentra dentro de ese pequeño cuerpo, no es más que un jugador secundario de cara al público mundial, con la enorme injusticia que ello supone, no lo pongo en duda. A esto se debe añadir que la incidencia directa de Messi en el rendimiento del Barcelona es mucho más profunda y determinante en casi todos los sentidos; Xavi e Iniesta aportan la fluidez de un juego rápido y preciso que si bien facilita el asentamiento del equipo sobre el campo, no es determinante, al menos no en el FC Barcelona, donde las opciones ofensivas y defensivas son mayores que en la Selección Española. Y tampoco es que el juego plasmado por esta última, dirigida por Xavi e Iniesta principalmente, haya deslumbrado en la cita mundial.
De hecho estoy plenamente convencido de que hubiéramos escuchado otro cantar si los españoles hubieran campeado en Sudáfrica con la misma brillantez con la que lo hicieran en 2008 durante la Eurocopa. Los votantes, entonces, ni hubiesen dudado en tomar otra decisión acerca del nuevo custodio del Balón de Oro.
Después de todo, y aunque personalmente hubiera preferido que el ganador hubiese sido Xavi, no por su buen año sino por su encomiable carrera, creo que Leo Messi es un gran ganador, y que todos los ataques que los españoles le están lanzando de mala manera no son merecidos.
Cuando se trata de un jugador de la grandeza del argentino no hay más que tender la mano y aceptar una vez más la superioridad del que es el mejor jugador del planeta independientemente de lo que hubiera dicho el jurado.
No nos olvidemos que este galardón premia al jugador que aporta un salto cualitativo a su equipo, además de ser individualmente el mejor de todos. Y aquel, hoy en día, no es otro más que el propio Leo.