Paco Gallego ha recibido este sábado en el parque de San Amaro, en Ceuta, el homenaje que merecía. Ni más, ni menos. Su lucha por el escultismo no podía pasar desapercibida por sus compañeros que hoy le han querido recordar de la mejor de las maneras.
Gallego dedicó su vida al escultismo, era algo que le apasionaba, siempre estaba atento a los demás. Hoy su familia, y sobre todo su mujer Pepi Pedraza, han recibido muy emocionados el nombramiento de Paco Gallego como socio honorífico a título póstumo, además de una placa de reconocimiento por su gran trayectoria y una pañoleta.
“Me siento muy orgullosa de todo el trabajo de mi marido. Muy orgullosa de ser scout, y él seguro que nos está viendo desde el cielo. Este premio lo está recogiendo él porque se lo merece. Muchas gracias a todos”, ha señalado entre lágrimas Pepi Pedraza, viuda de Paco Gallego.
Toda su familia han estado en el acto, ya que no podían perderse un momento tan importante, que a buen seguro a Paco le hubiera hecho ilusión. Incluso un nieto suyo llevaba su pañoleta, en este caso de los scouts de Andalucía, para hacerle ver que jamás caerá en el olvido.
Toda la familia arropada por el mejor de los recuerdos
Un sencillo pero emotivo acto en el que el recuerdo de Paco sigue presente entre todos los scouts. Jóvenes y mayores aprendieron con él y ha dejado un legado difícil de olvidar. Un homenaje que nos hace ver que las personas buenas siguen estando presentes en el corazón y recuerdo, aunque ya hayan marchado.
Aunque este homenaje, en el que han participado sus familiares cercanos y que se enmarca dentro del inicio de la ronda solar, llegue con su figura solo presente en el recuerdo, pues falleció el 26 de abril de este año, era algo que ya se había gestado antes de la pandemia.
Se le quería homenajear no solo por lo que fue para el movimiento del escultismo en la ciudad autónoma, sino porque, incluso en la distancia, seguía colaborando desde Sevilla.
Un enamorado de Ceuta y de los scouts
Francisco Gallego Monserrate, más conocido como Paco Gallego, era tetuaní de nacimiento, pues su padre era el director del Liceo Francés de Tetuán durante los últimos años del Protectorado.
Se trasladó con el fin de esta época histórica a Ceuta junto al resto de la familia. Apenas tenía cinco o seis años, pues nació en 1952. En Ceuta vivió parte de su infancia y juventud hasta que, con 19 años, viajó a Málaga para estudiar en la universidad.
Luego aprobó las oposiciones del ‘Cuerpo de Contadores del Estado’ y su primer destino fue Ceuta, en los años 70, porque así lo pidió voluntariamente, ya que tenía mucho cariño y predilección por esta ciudad.
De hecho, aunque la dejó definitivamente en 1987, volvía cada vez que tenía ocasión y, casi siempre, alguna actividad de los scouts era su ‘excusa’ perfecta para cruzar el Estrecho y volver a saborear un campero de corazones con su familia.
Gracias por toda una vida entregada al escultismo, siempre de forma desinteresada y totalmente voluntaria, al igual que a todos ustedes que de forma voluntaria, ayudan en la educación de nuestros niños, con juegos, actividades y campamentos. Ayuda que sin lugar a dudas afectará a su futuro, su personalidad y su forma de ver la vida y de vivirla.