Y como cada mañana, el estruendo del cañonazo en la ciudad nos avisa de la llegada del mediodía.
Podría ser una jornada más, pero el recuerdo transforma este día en un suave suspiro.
Hace justo un año, mi fiel amigo Jesús, marchaste sin avisar dejando muy presente tu persona entre nosotros.
Muchas historias han sucedido desde entonces, querido amigo.
Muchas aventuras que hemos disfrutado teniendo tu luz a nuestro lado.
Querría contarte todas las hazañas que te harían feliz, reír, y sentirte orgulloso de aquellos quienes te susurran en silencio.
Estoy segura, que, junto a la fragilidad de nuestro destino, sigues acompañándonos en este arduo camino que supone la vida, esta vida que nos ha obligado a continuar bajo la bruma de tu ausencia.
Cuando el viento nos acaricia en días de levante como el de hoy, deseamos inmóviles navegar en el bravío mar, para simular gozar de unos instantes de alegoría junto a ti, querido amigo.
Nuestra Ciudad, hoy triste, aunque firme, continúa añorándote.
Y lo seguirá haciendo cada amanecer, cada ocaso. Siendo entonces, cuando padezcamos en perpetuidad tu velo, con sigilo y esperanza.
Y ya pueden pasar los días, los meses o los años, que tu esencia jamás abandonará nuestros corazones, valientes y afligidos, porque, querido amigo, nos has enseñado a sobrevivir cada segundo, sin un eslabón esencial, en nuestro caminar.
Mari Carmen y Manu
Bonitas palabras, en recuerdo de nuestro amigo y compañero, gracias Mari Carmen y Manu