Las calles de Ceuta esconden muchos tesoros ocultos que son un fiel reflejo de las diferentes civilizaciones que pasaron por la ciudad siglos atrás.
FaroTV ha hecho un recorrido por algunos de los yacimientos arqueológicos que existen en el centro: el Fenicio, la Basílica Tardorromana y el yacimiento ‘Huerta Rufino’. Cada uno de ellos con su propia historia que nos transporta a diferentes épocas y civilizaciones.
El primero de ellos se encuentra ubicado junto a la Catedral, y se corresponde con la época de los fenicios, situada en el siglo VII a.C.
Únicamente queda una estructura de cómo estaban algunos habitáculos cuando Ceuta era un asentamiento. Siempre hubo dudas de que los fenicios, que eran unos grandes navegantes, estuvieran aquí y establecieran un enclave comercial estratégico. No se pudo confirmar hasta que se descubrió este yacimiento entre 2004 y 2005.
Asimismo, se encontraron abundantes cerámicas, muchas de ellas hechas a mano y también restos de fauna terrestre y marina.
Un dato curioso es que este yacimiento se encuentra junto a la Catedral, que previamente fue una mezquita y también se sospecha que una basílica romana, aunque no está confirmado.
De este auténtico tesoro… a otro. Esta vez en la Basílica Tardorromana, en la calle Queipo de Llano. Allí se ubica un ejemplo excepcional de arquitectura religiosa de la época. Este yacimiento data de finales del siglo IV y principios del siglo V. Fue a finales de los años 80 cuando se descubrió y se decidió construir sobre el yacimiento un museo que fue inaugurado en el año 2006.
Como características especiales se trata de una necrópolis, hay entierros y es un testimonio de cristianismo en esta parte de África en esos siglos.
Los restos arquitectónicos de este edificio responden al modelo de basílicas norteafricanas de planta rectangular, con tres naves y ábside central orientado hacia el sur lo que la sitúa fuera de la tipología simbólica de la orientación de las iglesias del momento (con el ábside hacia Jerusalén), aunque no es ésta la única excepción a la norma que se conocen en el norte de África.
Respecto al museo, hay que destacar que hace una pequeña cronología desde el paleolítico hasta el periodo islámico, con especial atención a los romanos, época de la que data la basílica.
El yacimiento ‘Huerta Rufino’, un conjunto de viviendas con patio y articuladas en torno a calles ortogonales, es otro de estos tesoros. Se encuentra en el interior de la Biblioteca Pública del Estado Adolfo Suárez y corresponde al siglo XIV, cuando Ceuta vivía el periodo meriní.
Según los restos encontrados, queda patente que se encontraba dentro de un arrabal, una barriada de gente adinerada porque se descubrieron casas con aljibe y patio. Además, en la primera planta de la Biblioteca se pueden ver restos arqueológicos de la excavación, entre los que hay cubertería que destaca por su finura.
En ese yacimiento además se pueden ver dos calles con mucha pendiente, lo que demuestra que también vivían en una ladera, como es la geografía de Ceuta.
En conjunto, estos tres yacimientos arqueológicos ofrecen una visión del pasado y en unos minutos se logra algo mágico: hacer un repaso por más de 1.000 años de historia por Ceuta, demostrando todo lo que esconden sus calles y rincones. Un recorrido desde la época fenicia, pasando por el cristianismo hasta llegar al periodo islámico.
Se trata de uno tesoros del pasado que nos conectan con las civilizaciones y culturas que han dejado su huella en esta ciudad.
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