Hace ochenta años, los últimos que estaban en pie fueron liberados de su cárcel de barracas y barro. Aquel acto en el año 1945 tan solo fue el cierre de un capítulo oscuro de la historia de la humanidad. Un hecho que en este 2025 ha vuelto a salir a flote de la mano de la comunidad judía de Ceuta.
Las puertas de Auschwitz-Birkenau solo se abrieron para unos pocos. Al menos 2.819 prisioneros tuvieron la oportunidad de retomar sus vidas como buenamente pudieron. Sin embargo, esa mañana de 27 de enero, para muchos ya era demasiado tarde.
Eran tan solo una parte de los nombres que fueron barridos por una persecución étnica impuesta por el nazismo. Seis millones fueron asesinados bajo el yugo de un sistema autoritario que los colocó en la diana por su identidad. Ellos, en este fin de mes, han tenido un homenaje de nuevo. El colectivo local ha querido recordar para no olvidar a los fallecidos del Holocausto en un acto oficial en los salones Bet-el.
Marcado por la solemnidad, el evento se ha desarrollado bajo la proclama de la memoria como arma para no repetir aquel episodio negro que no solo castigó a los propios feligreses de esta religión. Otros grupos, como los gitanos, también fueron objeto de torturas y vejaciones en los campos de concentración.
Las palabras han sido el eco de esta desgracia de antaño en la que “el odio y la indiferencia se convirtieron en norma”. La ceremonia ha comenzado con un discurso con un mensaje lleno de empatía que trata de remover conciencias y de alentar la educación a las generaciones del hoy para “no matar por segunda vez a quienes perecieron”.
A pesar de este panorama desolador, ha destacado que, dentro de esta imagen, existía la esperanza. “En medio de ese horror hubo quienes lucharon”, han proseguido las declaraciones. Actos de humanidad que han sido de agradecer en una efeméride como esta.
“Los testimonios son un pilar esencial. La memoria no es un acto pasivo. Cada vez que esto se ignora o minimiza se abre la puerta a que el odio se filtre en la sociedad”, ha destacado.
“El silencio y la inacción no son opciones cuando se trata de enfrentar la injusticia”, ha recalcado. A su vez, ha estimado que Ceuta, por su mezcla de culturas, es un caldo de cultivo ideal para fomentar la convivencia y “construir puentes” para “demostrar al mundo que la diversidad es una fortaleza”.
Una vez cerrada la intervención, el rabino Jacob Ley, ha ofrecido una oración en hebreo y en castellano dedicada a las víctimas de este genocidio.
No están desde hace muchos años, pero, las velas, los han traído de regreso al presente por un momento. Distintos miembros de la comunidad y de las autoridades de la Ciudad, han iluminado candiles con los que se ha conmemorado a aquellos que perdieron su vida.
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La historia como siempre, se repite.
Ni los malos, son tan malos y los buenos no son tan buenos! Pero siempre pierden los débiles!
El problema es que ahora controlan el presente y quien controla el presente controla el futuro. Todo depende de quien sea el historiador
El vencedor.