Esta semana pasada la comunidad musulmana celebró el final del Ramadán; algunos alumnos musulmanes asistieron a clase con la Kandora.
Al parecer, según cuenta la prensa de la Ciudad, la vestimenta provocó malestar en el instituto pues las normas del Consejo Escolar prohíbe explícitamente el uso de ciertas prendas de vestir. Se recogía en los medios de comunicación algunos aspectos sobre la vestimenta que deberían llevar los alumnos en el centro educativo.
El IES Clara Campoamor no es el único que tiene estipulada una normativa de indumentaria. En el Plan de Convivencia del IES Luis de Camoens, por ejemplo, se recoge que “la vestimenta debe estar en concordancia con la actividad que se realiza”. El IES Siete Colinas prescribe que “será la adecuada a un centro educativo” y prohíbe explícitamente “las prendas de cabeza (gorras, cintas, sudaderas en la frente, etcétera) en los edificios y las de baño en el centro, excepto que se trate de una medida de seguridad y/o protección o las prendas vinculadas a costumbres religiosas, si no ocultan el rostro.
¿Es lícito cualquier tipo de vestimenta en las aulas?
De ahí surgió la polémica y es curioso que en un instituto que destaca por la tolerancia, la diversidad y la convivencia con estrategias docentes extraordinarias, fuera el foco mediático del que podría interpretarse todo lo contrario a su proyecto educativo.
La dirección del centro abogó por flexibilizar las normas y permitir en ciertas fechas la indumentaria típica usada por la religión musulmana.
Pero ese no es el problema, el problema se crea al interpretar los acuerdos como normas estrictas que impiden la convivencia habitual y cotidiana.
Al parecer, en otros centros educativos nadie encendió la " alarma" cuando estaba sucediendo el mismo hecho que en el Clara Campoamor.
Tal vez el "Prohibido prohibir" sea un buen principio para integrar, unir, sensibilizar y compartir culturas, formas de pensar o cualquier causa que ayude a aceptar la diversidad.
Hablar del decoro significa que tenemos la obligación de educar asumiendo el sentido del decoro.
Yo he tenido alumnas y compañeras en la facultad que eran monjas y asistían con el hábito reglamentario. También he presenciado el turbante en un alumno hindú.
No ofender a nadie debe ser la piedra angular, tratar con respeto, entender las manifestaciones culturales y sociales nos hacen más libres.
Nadie asistiría a clase con un diseño de Ágata Ruíz de la Prada ni vendría desnudo, vestido de lagarterana, torero o de fallera mayor por ser valenciano. Yo nunca lo he visto en treinta años.
No es que todo valga, que la interpretación del decoro sea un pozo sin fondo en el que cada uno haga de" su capa un sayo"
Entender el contexto implica saber enriquecernos con lo que aportan otras perspectivas y creencias.
En Ceuta tenemos esa posibilidad de compartir y de entendernos. Eliminemos todo lo que pueda separarnos y hagamos una piña para liberarnos de los prejuicios ocultos que tienen más fuerza que los prejuicios declarados.
Conozco a compañeros del Clara Campoamor y a muchos docentes que allí ejercen la docencia. Su filosofía es trabajar desde los principios básicos de la convivencia. También se hace en todos los centros educativos pues es la ley lo que lo garantiza.
Es labor de todos denunciar cualquier tipo de discriminación venga de donde venga porque en eso consiste la tolerancia y la educación en mayúsculas.
Todos debemos estar en ello pues la libertad se empieza a construir en la enseñanza.