Tras el rastro de la delincuencia: el trabajo policial

Los juzgados de Ceuta mantienen 40 procedimientos abiertos por asuntos relacionados con el empleo de armas de fuego. Asuntos iniciados tras operativos que ha practicado la Policía Nacional y que han aumentado en los últimos meses, coincidiendo precisamente con la guerra abierta entre dos bandas bien definidas por el control del hachís.

A pesar de las 30 detenciones realizadas por la Udyco, todas ellas vinculadas a sucesos en los que se produjeron disparos y muchas enmarcadas en la bautizada como Operación Plomo, queda por detener a los considerados como principales miembros de estas bandas, que arrastran ya meses en busca y captura.

De esos arrestados este año en el marco del trabajo que desarrolla la Brigada de la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía, 21 han ingresado en prisión preventiva por orden de los distintos juzgados de instrucción en los que han recaído las causas. Fueron apresados en la cadena de incursiones llevadas a cabo en distintas barriadas de la ciudad que no van a cesar hasta dar con todos los marcados en ese particular tablero de sospechosos sobre el que trabaja el CNP, entre los que figuran los implicados en el crimen del adolescente Ibrahim Buselham.

Cinco pistolas, dos escopetas, dos revólveres, un subfusil, munición, tres drones... Estos son solo algunos de los datos que asoman en los partes de intervenciones que integran la memoria resumen del trabajo de la Policía este año en la lucha contra la delincuencia en Ceuta. Una delincuencia, la asociada al empleo de las armas de fuego, que no puede entenderse sin la lucha por el poder de lo que genera dinero: el tráfico de drogas que, en ocasiones, se entremezcla con el de personas. A los detenidos y encarcelados se suman los hasta 42 investigados.

En esta suerte de mundo delincuencial se repiten siempre los mismos patrones: grupos enfrentados, denuncias entre ellos, víctimas que a su vez son verdugos y una estructura difícil de romper para una Policía que antes siquiera de salir de la Jefatura rumbo al desarrollo de un operativo a barriadas como el Príncipe se topa, en muchas ocasiones, con las viviendas marcadas para esa entrada y registro ya vacías. El rastro se antoja complicado, sobre todo cuando se trata de dar con la auténtica obsesión para la Policía: encontrar armas.

En febrero de 2019 decenas de agentes blindaron el Príncipe en busca de ese armamento. A los efectivos adscritos a la Jefatura se sumaron otros llegados de la Península para peinar terrenos donde, supuestamente, estaban enterradas las armas. Y ciertamente que lo estuvieron, pero las habían retirado del lugar poco antes del desembarco policial.

Este 2022, en busca precisamente de ese ‘plomo’, se han organizado varias incursiones que no tendrán punto y final hasta dar con el escondite de las pistolas y revólveres que en demasiadas ocasiones terminan en manos de menores y cuya utilización ha dejado ya un reguero de heridos y muertes.

Las bonanzas económicas derivadas del tráfico de estupefacientes, reactivado con el cierre de la frontera a través de los narcodrones, se entremezclan con las derivadas del tráfico de personas. Es la escenificación del antiguo comercio de esclavos adaptado a los nuevos tiempos: pilotos despiadados que no dudan en abandonar a los inmigrantes en trayectos que se complican, ocultación de personas en viviendas patera en condiciones tercermundistas, semirrígidas y motos de agua que se emplean tanto para el traslado de narcóticos como de personas.

Este 2022 ha sido especialmente complejo en cuanto al pase de inmigrantes. La crisis de mayo y la entrada de miles de marroquíes derivó en un incremento notable de los pases sumado al florecimiento de organizaciones que cobraban una media de 4.000 euros para facilitar el cruce del Estrecho. En marzo de este año los agentes de la UCRIF lograban detener a 4 personas por utilizar embarcaciones de recreo para sacar inmigrantes a la Península. La llamada Operación Zeus tuvo como escenario el puerto deportivo y con la misma se rompió la operatividad de una red que operaba entre Ceuta y Gibraltar.

La Operación Yamaha, ejecutada en enero, se saldó también con la detención de tres personas y se ejecutó en la dársena deportiva. A este golpe se le sumó la ‘Chancla’, operación iniciada en marzo pero culminada en junio, que evidenció no solo cómo funcionan las redes de tráfico de inmigrantes sino los peores escenarios con los que se pueden encontrar quienes comercian con personas. La Policía detuvo a tres personas en Loma Colmenar presuntamente relacionadas con la desaparición de varios marroquíes en un naufragio. De ellos todavía nada se sabe.

La UCRIF, adscrita a la Brigada de Extranjería, desarticuló la red que fomentaba ese tráfico de personas. Hace unos meses los detenidos quedaron en libertad bajo fianza, poco después se levantaba el secreto de sumario de una operación que mostró escenarios trágicos como los lugares en donde permanecían hacinados los propios inmigrantes.

Gracias al trabajo constante y menos visible de cara al ciudadano que realizan los componentes del Servicio de Información, se ha podido dar este mismo verano con una vivienda en Claudio Vázquez en donde se mantenía bajo secuestro a unos inmigrantes. Allí la Policía descubrió a una mujer maniatada y pudo averiguar que el grupo vivía amenazado: si no abonaban 8.000 euros no se les dejaría salir del hogar después de haber sido introducidos en Ceuta en una phantom que terminó calcinada en el puerto deportivo. Los agentes pudieron dar con uno de los implicados, pero quedan otros por detener que han sido puestos en busca y captura.

El Servicio de Información en Ceuta ha sido clave además en la lucha contra el terrorismo. De hecho fue en nuestra ciudad donde se asestaron los primeros golpes contra las organizaciones encargadas de reclutar, primero a hombres y después a mujeres, para trasladarlos a Siria. Fueron años de constante lucha para terminar con una extensión que ponía en peligro a Ceuta y en la que se colaboró con los servicios de información centrales y de Marruecos. En enero de este año, la labor de policías de Información permitió detener a un reclamado por Francia acusado de terrorismo, que presentaba una identidad falsa y era solicitante de asilo. Sobre él pesaba una orden europea de detención y entrega con fines de extradición por estar relacionado con actos terroristas, además se le vinculó con una serie de actuaciones consideradas muy peligrosas. En Ceuta se agotó su fuga.

Seguridad ciudadana, ufam y científica

Más reseñas en Ceuta que la media nacional

La Brigada de Seguridad Ciudadana ha llevado a cabo en este año 372 detenciones por infracciones penales. Es el resultado del trabajo en la calle, contemplándose entre ellas 151 por reclamaciones judiciales y 417 por ley de extranjería. La cadena del funcionamiento policial no cesa en la calle ni en los despachos. La UFAM ha realizado 177 atestados y detenido a 75 personas. Entre ellas destacan 50 por violencia de género y 8 por delitos contra la indemnidad sexual. En su labor consta un detenido por homicidio asociado a la violencia de género -el policía local que mató a su mujer- y cinco casos por bullying.

La Policía Científica llevó a cabo este año más de 3.000 reseñas, superando incluso la media nacional debido a la presión migratoria sufrida tras la crisis de mayo. Los agentes hicieron hasta 386 inspecciones oculares claves para la resolución de casos.

La Operación Mammut

Las estafas a través de internet que destapó la UDEF

Agentes de la UDEF asestaron este año un importante golpe contra una organización dedicada a la práctica de estafas al más alto nivel. Las distintas entradas y registros llevados a cabo en barriadas como Miramar o Loma Colmenar se enmarcaron en la Operación Mammut, con la que afloró la operatividad de un grupo que engañaba a través de redes sociales. Hubo siete registros y 9 detenidos a los que se les vinculó no solo con las estafas sino con la constitución de una organización criminal. Se decomisaron 10 ordenadores, 25 teléfonos, 80 tarjetas móviles, 14.000 euros y documentos bancarios. Ofrecían productos de todo tipo, sobre todo entradas para espectáculos, que luego no eran entregadas. Las famosas Play 5 también se ofrecían cuando en el mercado no había quien las consiguiera. La UDEF pudo romper la estructura operativa tras hilar una serie de denuncias coincidentes en distintos puntos del país que conducían a Ceuta, tras una inicial que fue el germen de todo esto y que se presentó en Algeciras. La operación dio con varios detenidos pero aún no se ha terminado de alcanzar el volumen real de posibles víctimas que pudo haber.

La cooperación policial pudo demostrar que se habían producido víctimas en distintos puntos de la Península.

La lucha de la UDEV Patrimonio y Personas

Cuando la delincuencia ataca: lesiones y quemas

La violencia ejercida sobre el ser humano no tiene límites. Hay sucesos que se quedan en la memoria global por la dureza ejercida en las víctimas. Dar con los autores no es solo una cuestión de justicia sino de reclamo social. Agentes de la UDEV-Personas han detenido en este año a varios de los implicados en los sucesos de mayor impacto mediático recogidos en las crónicas de sucesos. Así, en la llamada Operación Piedra, se dio con el responsable de las lesiones graves sufridas por un menor, así como se localizó a los cinco implicados en los golpes sufridos por inmigrantes del CETI, uno de los cuales tuvo que ser evacuado a la Península. También se pudo dar con el autor del robo violento a un repartidor de pizzas.

Los efectivos que integran el grupo para esclarecer delitos contra el patrimonio realizaron la Operación Baruta, con 25 detenidos por fraude en la obtención del permiso de conducir, así como la dirigida contra las quemas de coches y contenedores que arrastra ya 11 arrestos. Se siguen las actuaciones para terminar con una cultura del fuego implantada.