El detenido por el asesinato del niño Mohamed, perpetrado en diciembre de 2022 en Loma Colmenar cuando solo tenía 8 años de edad, no sólo dejó su rastro en las imágenes obtenidas de las cámaras que los agentes de la UDEV revisaron hasta el detalle. También lo dejó en el teléfono móvil que la Policía le intervino el día de su arresto en Ceuta.
El informe realizado por los investigadores, a cuyo contenido ha tenido acceso El Faro, arroja una conclusión demoledora: “No existe ningún tipo de dato que impida afirmar que Cristian B.P. estuvo en el momento y en el lugar en el que se cometió el crimen, confirmándose el camino de huida que emprendió después y que el mismo Cristian relató en su declaración cuando fue detenido”.
Todas las piezas de este puzle encajan a la perfección. La UDEV, en una investigación brillante en la que sus agentes se dejaron la piel, consiguió hilar los distintos escenarios por donde pasó el investigado fotograma a fotograma.
Ahora logran verificar tras el estudio del terminal telefónico dónde se encontraba y en qué franja horaria. Las piezas no solo encajan sino que refuerzan la teoría que fundamentó la llamada Operación Loma en la que se investigaron los delitos de asesinato y agresión sexual a menor.
Punto por punto la UDEV ha recogido en un informe entregado en el Juzgado de Instrucción número 6 todas las conexiones telefónicas producidas entre los días 18 de diciembre -antes del crimen del niño- hasta el 20 de ese mes -días después de los hechos que fueron publicados por El Faro el 19-.
Entre las 19:00 y las 19:07 horas del 18 de diciembre, el teléfono móvil de Cristian lo sitúa en el entorno de Loma Colmenar al igual que las cámaras que lo captaron merodeando por la zona.
“Cristian estuvo andando por la barriada de Loma Colmenar buscando alguna víctima propiciatoria hasta que encontró a Mohamed, quedando registrado en las antenas telefónicas de la zona los movimientos que hizo en aquel momento”, concluye la Policía.
Entre las 19:07 y las 19:21 horas, Cristian estaba en el claro de la Loma donde se cometió el asesinato agrediendo al pequeño. “Las antenas registraron su ubicación y cómo recibió tres llamadas telefónicas en ese momento”, detallan los agentes. Tres llamadas que no atendió.
Cristian apagó el teléfono y entre las 19:21 y las 20:04 horas, justo en el periodo en el que los forenses estiman que se produjo la muerte del pequeño, el investigado no tuvo conexión alguna. Para la Policía solo cabe una explicación: “No quería ser interrumpido mientras perpetraba su crimen y huía posteriormente del lugar según se desprende del mensaje de texto que recibió a esa hora, cuando volvió a encender su teléfono”.
Ese mensaje indicaba que había recibido una llamada perdida, era el típico SMS que informa de las conexiones fallidas cuando se retoman.
Así, es entre las 20:04 y las 20:11 horas de ese día 18, estando el investigado a una distancia de Loma Colmenar considerable y “sintiéndose seguro”, cuando vuelve a encender el celular. “Las antenas de telefonía registran el recorrido que hizo Cristian en su huida hasta su domicilio mientras mantenía una conversación vía WhatsApp con su madre para informarle que volvería pronto a casa”.
Todo este rastro que dejó el teléfono y al que ha accedido la Policía cuadra punto por punto con las conclusiones obtenidas tras el análisis de las cámaras visionadas por la UDEV que ayudaron a dibujar un croquis de cómo se habría producido este terrible asesinato.
El estudio del teléfono recoge los escenarios por los que pasó Cristian B.P. desde Loma Colmenar hasta la avenida Cadi Iyad, pasando por doctor Abdelkrim y capitán Claudio Vázquez.
En esas horas analizadas entre la comisión del crimen y la huida, el sistema GPS de posicionamiento ubica su terminal telefónico en la zona intermedia que hay entre el lugar en el que apareció el cuerpo de Mohamed y el domicilio de Cristian que se convirtió en su refugio.
En ese espacio se movió sin duda alguna, en ese trayecto pasó aquellas horas verificándose tanto de manera presencial (con imágenes) como con datos objetivos (su rastro telefónico).
El sendero seguido, cómo acortó camino y la hora en la que se ocultó en su hogar integran ubicaciones confirmadas en este informe. Así también, el estudio de los mensajes y llamadas telefónicas entrantes y salientes recibidas en el terminal se adaptan a la cronología del suceso que recogió en su atestado inicial la UDEV.
Las cuatro llamadas perdidas coinciden con el momento del crimen y el cierre del teléfono así como su posterior encendido ya alejado del lugar.
Son llamadas que evidencian conclusiones clave para los investigadores: el celular está encendido antes del ataque, apagado durante la comisión delictiva y vuelto a su operatividad alejado ya de la loma, pero no a pocos metros sino ya cerca del hogar en donde se encontraba a salvo.
Es relevante el contenido recogido tras la reactivación del teléfono y cómo Cristian responde a un mensaje de su madre en el que esta le preguntaba que cuándo volvía al hogar.
El detenido le responde tras encender el móvil, minutos después, que iba de camino y que lo primero que haría al llegar sería ducharse. Eran las 20:06 horas y Cristian B.P. cruzaba el paso de Claudio Vázquez como así lo captó una cámara de SafeCity. Lo hacía a paso acelerado y con la sudadera hecha un ovillo ocultando posibles manchas de esa prenda.
“Es significativo que Cristian, que presuntamente acababa de cometer un crimen y que en este momento se debía sentir a salvo dada la distancia que le separaba ya del lugar donde había dejado el cuerpo sin vida de Mohamed, mantuviese una conversación con su madre, en apariencia intrascendente, en la que señalase su intención de ducharse. No es ilógico pensar que su idea fuera la de limpiar los restos que del crimen cometido hubieran podido quedar adheridos a su cuerpo”, considera la Policía.
Una vez en casa ya no se producen más salidas del hogar hasta que el día siguiente marchó a su trabajo con normalidad, como si nada hubiera ocurrido.
A las 9:40 horas de ese 19 de diciembre el investigado recibe un mensaje de su madre en el que le informa de la aparición del cuerpo sin vida de un niño. Era Mohamed. Le envía a su hijo un enlace con la noticia de este periódico y le pregunta si la había leído.
Cristian miente. Le responde a su progenitora textualmente esto: “No lo he visto, estoy trabajando, no veas…”, negando así saber los detalles que contenía esa relación inicial de hechos que marcó la primera de las noticias difundida por El Faro de Ceuta.
Pero el joven faltaba a la verdad. Gracias al análisis de su teléfono, la UDEV ha podido comprobar que antes del aviso de su madre Cristian ya había leído la información. Lo hizo a las 9:35 horas. Según quedó registrado en el historial de imágenes descargadas, unos cinco minutos antes del aviso de su madre ya había leído la noticia.
Pero no solo leyó aquello esa mañana. Cristian estuvo buscando noticias relacionadas con la desaparición y muerte de Mohamed a través de las redes sociales, desde las 02:46 horas del domingo 19 (antes de que apareciera el cuerpo sin vida del niño). Continuó buscando noticias relacionadas con lo mismo hasta las 16:03 horas del 19 de diciembre, haciendo un total de diecinueve búsquedas distintas relacionadas todas ellas con este asunto y en este periódico.
En todas las búsquedas hace lo mismo, consultar la portada de El Faro, buscar noticias sobre el niño Mohamed y otras sobre otro menor desaparecido en esa época. Pasaban los días y no se entregaba hasta que la UDEV dio con él. Entre esas incansables búsquedas y el momento en el que le pusieron los grilletes nunca se entregó ni confesó.
El teléfono del investigado, intervenido el día de su arresto, fue entregado a los policías pertenecientes a la UDEF-Delitos Tecnológicos para la extracción de datos, existiendo una colaboración entre los dos grupos pertenecientes a la Brigada Provincial de Policía Judicial.
La extracción se llevó a cabo mediante la herramienta hardware forense UFED Cellebrite y una vez sacados fueron analizados por los agentes del grupo UDEV-Personas.
Se pudo cotejar así todo el movimiento del propio móvil además de los datos aportados por las antenas de telefonía.
Ese rastreo ha sido clave para configurar encima del tapete de indicios y pruebas un círculo cada vez más cerrado en el que asoma la implicación del único investigado por estos hechos que sigue preso preventivo en una cárcel peninsular esperando un juicio que será bajo Tribunal de Jurado.
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