Ingesa y Sanidad hace tiempo que mostraron que sus caminos en torno al coronavirus son opuestos. Las ruedas de prensa conjuntas se terminaron y se pasó a ofrecer los datos de forma diferenciada hasta el punto de que chocan entre sí e incluso el Ministerio da menos contagios que Ingesa (?), generando una desconfianza ciudadana aún mayor de la que anida y aumenta en determinados sectores. Ahora, además, los cabezas visibles o destacados de las distintas áreas chocan en sus planteamientos. Por un lado el consejero de Sanidad, Javier Guerrero, defiende a capa y espada la hostelería y las medidas dispuestas para ‘salvar la Navidad’. Por contra, el responsable de Medicina Preventiva, Julián Domínguez, opina todo lo contrario, criticando no solo que se haya ‘salvado’ la fiesta sino, también, a algunas incidencias focalizadas en la hostelería. El hecho es que ese tira y afloja, esa disparidad de criterios no es bueno para nadie, menos para los ciudadanos que asisten atónitos a lo que parece que se ha convertido en una valoración a golpe de impresiones subjetivas o de lo que a uno le parece mejor o peor. El coronavirus no es cosa de Guerrero/Domínguez, de ver quién sabe más o a quién hacemos caso en sus opiniones. Estamos ante una situación demasiado grave como para que asomen al panel informativo demasiados opinadores con valoraciones, encima, opuestas. Así no, no es el camino más adecuado ni en el que nos tenemos que sostener.