La primera vez que vi al cabo 1º Manuel Rosa fue recién salido de la prisión militar y estaba en arresto domiciliario. La vivienda estaba vigilada por miembros del Servicio de Información para tratar de identificar a los guardias que iban a visitarlo. La vigilancia era constante, pero el secretario general del Sindicato Unificado de Policía nos facilitó la forma de entrar.
La visita era para trasladarle nuestro compromiso y entregarle una placa en la que participaron la mayoría de los guardias de Ceuta. Era un símbolo, una forma de decirle, estamos aquí. Aquella placa tuvo su historia, porque guardias civiles se pasearon por distintas joyerías para enterarse quién y dónde se había hecho. Sinceramente no sé qué recorrido judicial podía tener esa identificación, pero se hicieron esfuerzos para conocer a los autores.
La placa se hizo en una muy conocida joyería de Ceuta y el dueño me advirtió que se habían pasado para identificar al peligroso elemento que había decidido encargar una placa a semejante elemento subversivo. Aquella placa tuvo una importancia muy especial y no era otra, que muchos guardias estaban dispuestos a colaborar en un cambio. Igual no estaban dispuestos a jugarse el puesto, pero sí a empujar el carro y no poner piedras en el camino.
En Ceuta una gran mayoría de los guardias de la Comandancia pagaban una iguala jurídica, que no era otra cosa que una asociación encubierta. No existía ni Asociación de Cónyuges, ni ninguna otra organización. Existía el Sindicato Unificado de Guardias Civiles –en la clandestinidad- y la Unión Democrática de Guardias Civiles, promovida por el Cabo 1º Manuel Rosa y sus socios se podían contar con las palmas de una mano, porque te jugabas ir a la cárcel como su promotor.
Manuel Rosa Recuerda fue acusado de sedición, lo detuvieron en varias ocasiones, ingresó en prisión, fue sometido a 22 expedientes disciplinarios y fue expulsado de la Guardia Civil para que los guardias civiles tengamos hoy asociaciones representativas y derechos. Y, todavía hoy, cuando ven la noticia de la readmisión hay guardias que se preguntan ¿Quién son esta gente?
Hoy, muchas décadas después, se ha logrado el ingreso en el Cuerpo de nuestros compañeros gracias a una iniciativa de SUMAR en una disposición adicional al Proyecto de Ley Orgánica al Proyecto de Defensa, que salió adelante con 178 votos a favor, 170 abstenciones y ninguno en contra. Un logro que hace justicia, pero no repara ni el dolor, ni el daño, ni el sufrimiento de estos extraordinarios compañeros y sus familias.
Personalmente me pregunto, ¿cómo se pueden abstener en resarcir un derecho a estos guardias civiles? No me cabe otra respuesta que, por desconocer el bagaje humano, de su compromiso en engrandecer, democratizar y humanizar la Guardia Civil. Aquella Guardia Civil de jornadas interminables, sin días libres, de guardias que perdían la libertad por sanciones administrativas, sin vacaciones en verano, Semana Santa, Navidad.
Los Guardias preguntan, ¿quién son esta gente? Esa esa puede ser la razón de la abstención. Nadie se acordaba de su sufrimiento. Y esa es la razón por lo que la Guardia Civil como Institución debería hacer un acto donde se pusiera en valor lo mucho que Manuel Rosa, el sargento Pepe Morata, José Carlos Piñeiro y Manuel Linde hicieron por los guardias civiles y por engrandecer esta Institución de la que todos nos sentimos orgullosos.
En AEGC hemos trabajado para que el reingreso de nuestros compañeros sea una realidad y seguiremos luchando para que sus nombres formen parte de la historia de la Guardia Civil.
Enhorabuena a esas personas que lo dieron y perdieron todo por engrandecer esa Institucion. Viva la Guardia Civil democrática.