Todo el mundo parece estar preocupado por quién ganó el debate pero por desgracia la realidad de España nos muestra que lo importante es si ganará la gente o le tocará volver a perder como casi siempre. Más allá de la dialéctica, la retórica, la capacidad comunicativa y de la transmisión de credibilidad y valores. Más allá de eso, repito, donde parece notorio que salió triunfador Pablo Iglesias, queda la cruda realidad del día a día. Ese día a día donde la mayoría de la gente de este país se despierta con desazón. Va a su puesto de trabajo, si lo tiene, cansada y con apatía. Sabiendo que su trabajo no está bien remunerado y que en cualquier momento lo pueden despedir sin apenas o ninguna indemnización. El regreso a casa no es más halagüeño ante la situación de pobreza energética agravada en los meses de invierno, ante una situación de no poder proporcionar a sus hijos e hijas todo lo que éstos se merecen, es más ni tan siquiera todo lo que se necesita como primera necesidad. Es desalentador comprobar como el esfuerzo de la generación anterior es tirado por tierra o directamente a la basura en estos momentos. Como las luchas que no fueron ni baladíes ni incruentas hoy en día carecen de valor. Es demencial ser partícipes, actores y actrices principales, de un plan orquestado por la oligarquía que siempre ha gobernado en la sombra este país. Esto no es teoría conspiratoria ni paranoia si no la ejecución de dicho proyecto de gobierno y control social y civil heredadas de la época franquista. Una perpetuación de una desigualdad manifiesta y una corrupción hasta hace poco totalmente encubierta. No es que unos cuantos iluminados e iluminadas se hayan reunido en un grupo maquiavélico, tipo logia o secta de película de ciencia ficción o de terror, para conseguir esto. Es algo mucho más simple y triste. Sencillamente que la composición orgánica de este intento de democracia se sustenta directamente en las estructuras dictatoriales creadas por, durante y para el franquismo. Un pueblo traicionado. Un gobierno contigo, con la gente por y para la gente no es solo necesario sino imprescindible. Tanto más cuando escuchamos ayer al señor Sánchez anunciar, alegremente y con gran algarabía, que Nadia Calviño, actual ministra de Economía, será vicepresidenta.
La misma persona que hace poco declaró en un Foro organizado por el Consejo General de Economistas de España: “Hay que explorar la posibilidad de introducir un sistema como el de la mochila austríaca”. Mucha gente no sabe qué significa eso. Lo explicaremos claro y conciso. Pena de muerte para el estado de bienestar y para las ya mermadas, en extremos superlativos, condiciones laborales de los y las españolas. Es decir, despido gratis pagado por el propio trabajador o trabajadora y muerte agónica, lenta y segura del sistema de pensiones públicas de jubilación.
Por si no ha quedado suficientemente claro, con la mochila austriaca que el PSOE español llama Sistema de Cuentas Individuales de Capitalización para la Movilidad, el trabajador o trabajadora se paga su despido y su jubilación, el empresario gana y la clase trabajadora es puesta a los pies de los caballos. Esclavos y esclavas sociales al servicio de la economía. Ya habló de este tema Karl Polanyi en La gran transformación catalogando el trabajo como una mercancía ficticia. Algo que el mercado ha convertido en mercancía cuando antaño no lo era.
Ya no solo echamos injustamente a nuestras y nuestros militares a los 45 años a la calle. Iniquidad de grado superlativo.
El empresario podrá echar a quién y cuándo le parezca a la calle pero el o la despedida se paga su despido y si aguantas explotado o explotada hasta la jubilación también se la paga el o la trabajadora.
¿Quién ganó el debate de ayer? ¿Aún se lo preguntan? Sin duda el único que demostró que luchará abiertamente contra estas injusticias y respetará los derechos humanos y sociales. ¡Y además los potenciará! Pablo Iglesias. Pero Pablo no es más que la voz de la gente, el debate de ayer lo ganó la gente pero el día a día lo sigue perdiendo esa misma gente. Si Unidas Podemos no está más fuerte y en el gobierno seguiremos perdiendo todas.
Mochila austriaca = PSOE = Pueblo traicionado
Es hora de recurrir a los poetas e historiadores. Antonio Machado “En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva”
En su último libro Paul Preston hace un recorrido por los últimos 140 años, o algo más, de la historia de España. Desde la restauración de la monarquía en 1874 hasta nuestros días. El eje central del mismo es una triada perversa conformada por la corrupción, la incompetencia política y la división social. Características, a criterio del autor, del periodo histórico seleccionado.
Un pueblo cuyos dirigentes le da la espalda para plegarse a intereses económicos de poderes fácticos es un pueblo traicionado que necesita más que nunca de que la gente esté representada en el gobierno.
¿Quién ganó el debate? Quién habló con honestidad de los problemas reales de la gente anteponiendo el bien común a cualquier otra cosa. Quien no se dejó amedrentar por el ideario totalitario. Quien hablo de las necesidades de toda España sin obviar ni menospreciar el problema catalán. Quien afronta el problema catalán desde el dialogo y la política. Quien en definitiva demostró que quiere un gobierno contigo. Pablo Iglesias.
Pero hoy continúan los mismos problemas de la gente de este país que sin dudas agravaran los representantes políticos ajenos a Unidas Podemos como ayer pudimos comprobar. Solo un gobierno de la gente para la gente permitirá que eso no ocurra. Y eso pasa inexorablemente por una Unidas Podemos fuerte y con gran representatividad en el futuro gobierno.
Mucho bla, bla, bla. Mucho actores y actrices, mucho iluminados e iluminadas, mucho los y las españolas, mucho trabajador o trabajadora, mucho esclavos y esclavas, mucho nuestras y nuestros militares, mucho explotado y explotada, mucho el o la trabajadora, mucho franquismo. Para al final decir que el ganó fue el del chalet, vigilado por una pareja de la Guardia Civil, de 700.000 euros de ala. ¿Desde cuándo un comunista es propietario de un casoplón de 700.000 euros? Si Marcelino Camacho, la Pasionaria, Carrillo y demàs cuates levantaran la cabeza se volvían sus tumbas no creyendo lo que sus ojos estaban viendo. Todo lo escrito son lugares comunes, tratar de llevar el ascua a su sardina y de embaucar al personal. Lo dicho, bla, bla, bla.