Llamó la atención que en las recientes reuniones de la NATO España se reservara el derecho a participar en los acuerdos que miraban hacia el Este aunque no se adhirió al Plan suscrito por otros países europeos con esas miras. Podría parecer, a primera vista que no interesaba todo aquello que sucedía en Ucrania, por la presión de Rusia así como su posible extensión a otros países del Este Europeo.
Sin embargo ha sido una postura que marca claramente que nuestra atención debe estar dirigida a cuando ocurre en el Norte de África, que se asoma a Europa a través del Mediterráneo.
Es la frontera Sur de Europa la que necesita toda nuestra atención, dada la proximidad geográfica existente y los lazos que desde muchos años atrás nos han unido a esos países y que ha dado lugar a situaciones de ayuda y también de beligerancia. Marruecos, en especial, goza de singular atención y ya son varias las generaciones de españoles que optaron por residir y trabajar en ese Reino. Es natural que se tenga especial interés por el desarrollo marroquí, tanto en lo material como en otros campos muy variados. Por todo ello cuanto allí pueda ocurrir se contempla con el máximo interés y también preocupación dadas las circunstancias que se vienen dando en otros países del Norte de África, ribereños del Mediterráneo. Mar, éste, de singular importancia para España.
España no es un país rico; sus recursos son limitados y lucha intensamente contra los efectos de una Economía que, durante años, ha estado mal dirigida. El esfuerzo que se viene realizando para mejorar en ese campo es sumamente importante y debe mantenerse porque no todas las metas están conseguidas. Ahí es donde debe centrar España su mayor esfuerzo, sin desatender todos los problemas que Europa pueda presentar. Tal vez se quisiera, personalmente, que la presencia de España fuera destacada en cualquier ámbito, pero la realidad nos reclama para una actuación mucho más selectiva y acorde con nuestras necesidades y posibilidades. Ese es nuestro papel, hoy día, en la solución de los problemas europeos.
España ya proporciona, desde hace tiempo, colaboración a la Nato, que es muy bien valorada, pero de momento no puede sumarse plenamente a las acciones que se vayan a organizar para atender a los problemas del Esta de Europa. Todas esas acciones, cualesquiera que sean, suponen unos enormes gastos y aportación de fuerzas militares con sus correspondientes órganos de apoyo que habría que tomar de una Fuerzas que, por ahora, están al límite mínimo, dadas las exigencias económicas del conjunto de la Nación. España arriesga mucho, día a día en la lucha por mantenerse en una posición que está fuera del desastre que era hace muy pocos años. Lo ha arriesgado todo, al tiempo que ha mantenido en crecimiento su labor de apoyo a Europa.
No se puede decir que España nada arriesga y que, por ello, nada tiene derecho a esperar; eso es totalmente falso. España arriesga toda su responsabilidad en atender, en todos los campos y estrategias, a los países que constituyen el Norte de África. Es la frontera Sur de Europa en la que se está desarrollando un movimiento ideológico muy agresivo y nos duele que países amigos, de esa zona, puedan ser arrastrados por esas ideas, nada beneficiosas para Europa y España en particular. Nuestro deseo es que nunca, en ningún caso, se produzcan situaciones de beligerancia en países a los que tenemos verdadero afecto desde muchos años atrás.