Algo más de 33.000 euros es el dinero que ha costado el lote de hasta 64 contenedores que han sido quemados en distintas acciones vandálicas cometidas en Ceuta en lo que va de 2018. En concreto 33.150, un coste adecuado al que se contempla en el Pliego de Prescripciones Técnicas y que, tal y como explica la empresa Trace a El Faro, “no lleva incluido el porcentaje de beneficio industrial asociado”. Son los números que se encuentran detrás de lo que ha dado por denominarse la cultura del fuego, ese vandalismo callejero que persigue hacer daño al patrimonio común de los ceutíes o atentar contra los Bomberos y la Policía, cuyos agentes son víctimas directas de continuas emboscadas.
Si las cifras de enero a septiembre de este año se comparan con todas las registradas en 2017 el resultado no es nada positivo: en estos 9 meses se han quemado casi los mismos contenedores que en todo 2017, cuando se produjo la quema de 66 depósitos, valorados en 34.529 euros.
Los costes varían según el tipo de contenedor quemado, si es de 800 litros (los más pequeños), de 2.400 o de 3.200, pasando de 299 euros a 913 y 1.360 respectivamente. Hay un auténtico problema social detrás de unas estadísticas demasiado elevadas si se tiene en cuenta que hacen referencia a una ciudad de las dimensiones de Ceuta.
Hay cifras escandalosas en fechas concretas en las que se produjo lo que suavemente se denomina gamberrismo pero los propios Bomberos no han dudado ya en aproximar al terrorismo. “Esa línea se está difuminando”, explicaban desde el Parque. El 23 de abril de este año se registró la quema de hasta 16 contenedores de los pequeños en la barriada del Príncipe Alfonso.
Se correspondió con una noche de emboscadas pretendidas que fueron abortadas por la Policía y de quemas en vertederos. El rastro de ese día sobrepasa a todas las quemas registradas en lo que va de año. Las barriadas que más han sufrido la pérdida de estos depósitos han sido las del Príncipe, tanto Alfonso como Felipe, seguidas de casos más esporádicos en Juan Carlos I o Los Rosales. Los casos de quemas en la zona centro son prácticamente nulos.
En todo 2017 las quemas de hasta 66 contenedores se focalizaron, en cambio, en Juan Carlos I, Los Rosales y Loma Colmenar con madrugadas en las que fueron calcinados hasta 6 depósitos en una de estas barriadas y solo una en la que se igualó ese mismo número en el Príncipe
La cultura del fuego se desplazó más hacia esas zonas quemando, en su amplia mayoría, contenedores de los más pequeños.
Es una práctica que no siempre se produce de manera aislada sino que va relacionada con otros sucesos de mayor calado como la quema de coches o esos atentados contra las fuerzas de seguridad que se extienden a los Bomberos pero también dejan otras víctimas en el camino como los vecinos de viviendas próximas o, una de las más sangrantes, la guardería San Ildefonso cuyas puertas se han visto ennegrecidas por el fuego e incluso son tenidas como diana de pistoleros. Al vandalismo callejero se añade otro.
El de los robos. En 2017 (aún no se ha cerrado la estadística de este año) la cantidad de contenedores desaparecidos ascendió a 37, con un coste de 11.063.
Los Bomberos alertan de una situación que cada vez es más crítica
Todos son contenedores de 800 litros y se encuadran en el apartado de desaparecidos porque nunca fueron encontrados al ser producto del robo o, en muchos casos, despiezados para otros fines diversos.
La problemática enroscada en torno a esta situación se vincula en demasiadas ocasiones con otras acciones delincuenciales como los apedreamientos. Los Bomberos denuncian que la quema premeditada de contenedores tiene como fin hacer que los agentes se desplacen hasta el punto de emergencia para, así, ser apedreados por grupos de encapuchados organizados para tal fin.
Este tipo de acciones supone un rechazo a la autoridad y sus consecuencias, además de sociales y de seguridad, son también en buena parte económicas.
Las claves
El coste
El coste Económico pero también social
La quema de contenedores supone una carga económica pero deja muestra, por su repetición constante, de que oculta un auténtico problema social. Cabe preguntarse qué lleva a los autores de estos sucesos a adoptar este tipo de comportamientos.
Bomberos
Gamberrismo y terrorismo
Lo advierten desde el SEIS, cada vez la línea que separa el mero vandalismo del terrorismo es más frágil. Habituados a acudir a las distintas barriadas, se topan con sucesos que vienen marcados por una importante violencia.
Estadística
Va a más
Las quemas de contenedores van a más.
En lo que va de año casi se ha quemado el mismo número de depósitos que en todo 2017.
Por barrios
2018: el Príncipe
En 2017 fueron las barriadas de Juan Carlos I y de Los Rosales las más afectadas por quemas de contenedores, pero este 2018 sobre todo se han registrado en el Príncipe, tanto Alfonso como Felipe y siempre en los mismos puntos.
Estoy totalmente en contra de los actos vandálicos de cualquier tipo, incluida la quema de los contenedores, pero ya ahorra TRACE los contenedores que se queman no reponiendo los que están rotos. En la calle Álvarez hay un contenedor con una raja de un metro desde donde apoya la tapa hacia abajo desde hace mas de un mes y medio y no lo cambian y eso que ha habido llamadas para que lo sustituyan.
Definitivamente hay gente que tiene visiones cuando ven un contenedor, lo ven inútil e inservible ya que no están familiarizados con ellos y o bien tiran la basura fuera de ellos o los queman directamente, será mejor tirar la basura en el monte o en el río como están acostumbrados, es lo más fácil! Menuda prosperidad nos aguarda! Puff ?
A lo mejor salen ardiendo por el calor de la luna....jajajaja.... ESTO ES T E R R O R I S M O
A lo mejor salen ardiendo por el calor de la luna....jajajaja.... ESTO ES TE R R O R I S M O
HOY Y COMO SE ESTÁ ENGAÑANDO A LOS CIUDADANOS, YA NO SE SABE QUIEN DE VERDAD SON LOS VERDADEROS VANDÁLICOS,
OSEA SI LO HACEN ELLOS, O ES UNA FALSA BANDERA, PARA TENER TEMORIZADO A LOS CIUDADANOS