Nuevamente la residencia del Campus de Ceuta es objeto de críticas. Un grupo de estudiantes que viven en ella denuncian la avería de uno de los ascensores que da acceso al edificio y de un aire acondicionado que ya fue reparado con anterioridad.
A la lista de dispositivos deteriorados se suma la falta de espacio para almacenar alimentos, la dificultad para ventilar las habitaciones y la falta de instalaciones que posibiliten cocinar. La propia normativa de esta vivienda comunitaria lo prohíbe y solo cuentan con un microondas por cada ala.
A su vez, apuntan a una serie de fallos en este electrodoméstico, según indica Fátima, representante de los residentes que exponen la situación y que exigen mejoras. “Se ha estropeado un poco. Llega a un punto en el que se apaga, se le va la luz”, comenta.
El elevador, situado en el ala izquierda, comenzó a fallar en verano. “Lleva un mes así. Es el que va de la planta cero hasta los dormitorios. Ya preguntamos y nos dijeron que lleva tiempo así”, especifica. No está conforme con las respuestas que han recibido. Considera que esta situación “es un tira y afloja” y que por eso está en proceso de recoger firmas de los afectados para presentar este lunes en la Ciudad una queja formal.
Fátima señala que, en relación al climatizador, se solucionó. “Es cierto que se arregló el aire acondicionado. Al regresar de las vacaciones vimos que no funciona”, cuenta. “Lo que sabes es que se ha contratado a Daikin, que es la empresa que se encarga de repararlo”, menciona.
Carlos Rontomé, presidente de la comunidad de propietarios y director de la UNED, asegura que la pieza a sustituir del ascensor ya está encargada. “Hasta que no llegue no puede ponerse en marcha”, detalla. Los dos de los que dispone el Campus presentaron incidencias, solo que las que tenía el que está ubicado a la derecha sí pudieron resolverse. El aire acondicionado ha estado en buen estado hasta “hace poco”. La compañía Daikin es la única que puede responsabilizarse de este aparato. “Comenzó a fallar hace unos días. Se ha vuelto a avisar y estamos esperando a que vengan desde la península a revisarlo para ver qué sucede”, indica.
Los tiempos de espera suelen prolongarse a la hora de poner fin a las averías en estos aparatos. Ello se debe a que dependen de esta corporación y de la elaboración de un presupuesto que debe ser aprobado. “No hay ninguna otra en Ceuta que se pueda hacer cargo de ello. Ya lo intentamos en su día”, manifiesta.
El sistema de refrigeración no solo ha dado fallos en la propia residencia. Es una cuestión que también se extiende a otras zonas de la universidad. “Es una instalación que da muchos problemas. Se arreglaron algunos de los motores y eso fue hace unas semanas, pero todavía hay zonas que no están reparadas”, relata. Son varias las áreas en las que se separa. Algunos despachos y aulas sí cuentan con este servicio, pero otros, no. Hay algunas clases, entre ellas la dedicada a exámenes, en los que no puede ser activado.
El pasado mes de enero varios alumnos decidieron alzar la voz y dar parte de sus reclamaciones de forma pública. Parte de estas protestas ya fueron recogidas por El Faro. Esta vez piden que se incorpore un hornillo para tener más posibilidades a la hora de comer y una solución a los problemas de espacio a los que se enfrentan en el frigorífico.
Comparten uno por cada planta y no hay hueco para todos los residentes, tal y como traslada Fátima. “La nevera sigue igual. Es una para muchas personas y está hasta arriba. Hay quien directamente come fuera porque no tiene lugar para tapers o que solo compra congelados. Lo único que se puede hacer aquí literalmente es pizza por las opciones que se nos dan”, expresa.
Otra de las reclamaciones es que las habitaciones solo sean destinadas a alumnos y, de nuevo, dan parte de que conviven con docentes. A este descontento se suma una cierta incomodidad por la subida del precio del alquiler, que ha ascendido unos 14 euros al mes. “Este aumento no hubiese molestado si el aire estuviera bien. Llevo un mes sin él y no duermo. Me levanto sudando”, expresa.
Los estudiantes de la residencia piden un cambio que mejore su experiencia en las instalaciones y les permita una estancia más adaptada a sus necesidades.
Otra de las situaciones recurrentes a la que suelen verse expuestos los residentes de estos dormitorios son las goteras y la humedad, que surgen, sobre todo, tras el paso de la lluvia. Los propios estudiantes han dado la voz de alarma sobre estos sucesos.
Aún los alumnos apuntan a una serie de problemas relacionados con la presencia de moho y humedad. La solución con la que cuentan es con el sellado de los ventanales que hay en las estancias.
Durante la borrasca Karlotta algunos de los usuarios incluso mostraron cómo sus camas habían quedado mojadas por las filtraciones de agua. La decana de la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de la UGR en Ceuta, María José Aznar, ya se pronunció sobre las condiciones que presenta esta infraestructura.
Reconoció que “Ceuta necesita un equipamiento en condiciones para cubrir las necesidades de alojamiento de la comunidad universitaria”.
A su vez, recordó que “se trata de una demanda que ya se ha trasladado tanto a la Delegación del Gobierno como a la Ciudad Autónoma, pero hasta ahora pese a la buena voluntad percibida no se ha concretado ningún paso adelante firme”.
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