La denuncia refleja una profunda preocupación por la falta de humanidad y ética en el trato de las instituciones penitenciarias hacia los internos y sus familias. A pesar de las peticiones urgentes de los familiares para evitar el traslado de un interno por razones de salud familiar y falta de recursos, las autoridades penitenciarias procedieron con el traslado sin justificación aparente. Es importante resaltar que, si el delito fuera grave, no se haría tal petición de no traslado; en cambio, se respetaría el proceso. Sin embargo, en este caso específico, la decisión de traslado parece injustificada y muestra una notable falta de empatía y consideración por la dignidad humana, dejando a las familias en una situación de indignación y desamparo.
Además, al intentar obtener citas o información, los familiares son maltratados y engañados, lo que agrava aún más su situación de desesperación. Esta mala gestión y falta de humanidad por parte de la dirección y los trabajadores sociales y penitenciarios revelan una realidad preocupante que solo se percibe cuando uno se enfrenta personalmente a estas circunstancias. Llamar para coger cita resulta en un trato despectivo y mentiras, haciendo sentir a los familiares como si fueran culpables. Este comportamiento inhumano es inaceptable y refleja una falta de gestión ética y responsable por parte de las instituciones.