Suma y sigue. Esto hace tiempo que se convirtió en la “historia interminable”. Y toda la población de esta maltratada ciudad opina que ha llegado el momento de mostrar más contundencia. El episodio vivido por el pasaje del buque de Balearia el pasado “puente” no es nada extraordinario. A todos nos ha tocado vivir alguna cancelación de un vuelo, algún retraso en un tren, y rara vez se nos han dado explicaciones. Las más de las veces nos tragamos el “cabreo”. Las menos, rellenamos unas hojas de reclamaciones que, en el mejor de los casos son respondidas con una explicación que no se cree ni el que las escribe, seguida de una disculpa, y, eso sí, el rutinario agradecimiento por ayudar a “mejorar el servicio”.
No dudo que en el caso que nos ocupa realmente se produjera una avería. Las máquinas tienen eso… que no son infalibles. Pero algo tiene que estar ocurriendo para que el pasaje de ese buque, y por extensión toda la ciudadanía, hayamos llegado a semejante nivel de indignación. Y ello es porque los ceutíes nos sentimos ninguneados y humillados por unas empresas que, al fin y al cabo, lo que llevan haciendo muchos años es sanear a nuestra costa sus maltrechas cuentas de resultados.
Si exceptuamos los refrescos que el pasaje dejó a deber (“que pague el capitán”, decían), y el momento en el que un empleado de la compañía comunicó por megafonía que “la puerta se va abrir. Quien quiere marchá, marcha. Quien quiere quedá, queda”, lo que provocó una carcajada en más de uno por lo expeditivo del mensaje, el resto de lo sucedido (exceptuando la avería) fue el cúmulo de chulería y ninguneo al que nos tienen acostumbrados las navieras.
Y nuestros gobernantes, por esta vez, no miran para otro lado y, por medio de la portavoz de la Asamblea, Sra. Bel, hacen una declaración, entendemos que con el beneplácito del Presidente Vivas (nada se mueve sin que él lo autorice) en la que se habla textualmente de “falta de seriedad y compromiso de las navieras…”, “inmoralidad”, “criticamos y lamentamos estos hechos…”, “todos los perjuicios que tenemos que sufrir los ciudadanos…”, “realicen todas las reclamaciones que consideren oportunas, que el Gobierno de esta ciudad va a tramitarlas, como siempre ha hecho…(con escasos resultados, añadiríamos nosotros)”, “…falta de seriedad que no se puede mantener ni un segundo más…”,“…estamos cansados de sufrir los ciudadanos…”, “falta de puntualidad, falta de limpieza, falta de formalidad, supresión de servicios, y, (otra vez) inmoralidad e indecencia”.
Sra. Bel, no nos vuelva a recomendar que rellenemos “hojas de reclamaciones”, porque, además de que sabemos muy bien lo que tenemos que hacer (somos mayorcitos), no lo hacemos porque no sirven más que para engrosar estadísticas inútiles. La poca cantidad de reclamaciones interpuestas no tienen su razón, como usted dice, en que “se trataba de un puente y la gente estaba fuera”, y usted lo sabe. No intente insultar a nuestra inteligencia. Ya se encargan las navieras de eso.
Y, Sr. Vivas: No nos vuelva a decir que “ojalá fuera una competencia nuestra para actuar de una manera más contundente”. Tiene usted nuestra autorización (y buena parte de nuestros votos) para dar un puñetazo en la mesa, y poner a las navieras en su sitio exigiéndoles RESPETO para con SU ciudad. Por las buenas o por las malas. Es usted EL PRESIDENTE DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE CEUTA.