El cementerio de Sidi Embarek, en Ceuta, ha acogido el entierro del menor cuyo cadáver fue localizado a finales de junio en el mar. Fue la tripulación del pesquero La Paloma la que encontró al adolescente, de una edad estimada de 15 años, muerto junto a un flotador. Hoy, dos semanas y media después de su hallazgo, ha recibido sepultura en la tumba 4611. Se ha intentado hasta última hora dar con su identidad, buscar a personas que pudieran conocerlo. Labor que ha terminado sin éxito, procediéndose este jueves a su entierro. El adolescente no portaba documentos, tampoco teléfono en su poder. Solo llevaba una pulsera de tono oscuro con el nombre de Alá escrito en árabe. Ha sido imposible dar siquiera con un enlace que pudiera llevar hasta sus familiares cercanos, su entierro se ha llevado a cabo sin identificación pero con el acompañamiento de quienes han rezado por él tras el traslado del ataúd con sus restos por parte de la Funeraria Al Qadar hasta Sidi Embarek. La muerte de quien era tan solo un niño se suma a las de otros fallecidos en la Frontera Surque, en muchos de los casos, no han podido ser identificados. Poco antes de la muerte de este menor, la Guardia Civil, recuperó en Benzú el cadáver de un varón vestido con ropa de calle y sin documentos. En su caso sí se logró la identificación además del posterior traslado a Marruecos para su entierro en su país de origen. Sidi Embarek acoge zonas en las que proliferan las tumbas de fallecidos en el mar, muertes que repuntaron con el cierre de la frontera y los intentos por bordear los espigones a nado bien para marchar de Ceuta al vecino país o para huir de este. Sus historias se perdieron en el mar y solo en algunos de los casos se pudo conseguir la identificación.El laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil trabaja en desandar ese recorrido que terminó de la peor de las maneras para, al menos, conseguir cerrar las historias y aportar paz a las familias que esperan noticias de sus seres queridos. Pertenencias del joven