Una educación por competencias en las que distintas asignaturas están unidas por un mismo canal; la tecnología. Es la iniciativa por la que apuesta el instituto Puertas del Campo de Ceuta a través del aula del futuro, una propuesta impulsada a nivel europeo.
Esta clase se proyecta como un espacio en el que se aúnan varios apartados equipados con distintos dispositivos como gafas de realidad virtual o impresoras 3D.
Colegios e institutos en los últimos años se han preocupado por incorporar la digitalización en sus infraestructuras. Desde la concesión de portátiles o tablets hasta la instalación de pantallas táctiles en clase. Son algunos ejemplos del periplo que ha emprendido la educación en España y que, en el presente, desembarca en este espacio llamado aula del futuro.
No se trata del clásico concepto de una clase de informática llena de ordenadores. Más bien es un paso más allá que pretende ofrecer una instalación al alumnado del instituto Puertas del Campo para la puesta en marcha de trabajos escolares.
Ello permite desarrollar diferentes habilidades y abre un abanico de posibilidades. El estudiante cuenta con más libertad a la hora de hacer su tarea.
Javier Pérez, director del centro: "Es una nueva forma de educar y también un impulso a la propia comunidad educativa"
A su vez, con esta propuesta se intenta incentivar o potenciar la inventiva de los matriculados. “Como centro, en mi caso responsable, esto consiste en estar a la mínima altura y contribuir en particular con la iniciativa creativa de los alumnos que, como se ha sabido recientemente, estamos casi de los últimos, según el informe PISA”, explica Javier Pérez, director del centro. Se constituye como una habitación compartimentada en estancias dedicadas a investigar. “Se pasa de forma rotativa por ellas hasta presentar la tarea final”, comenta.
“Es una unidad en la que los alumnos pueden aprender de forma más vivencial y competencial. Un ejemplo es desarrollar un programa de radio en el que se haga una entrevista a un personaje histórico”, expone Alejandro Marcote, coordinador de competencia digital TIC. A través de este proyecto los estudiantes pueden potenciar habilidades lingüísticas, así como su saber sobre historia y sobre dispositivos tecnológicos. “No es solo una nueva forma de educar, también impulsa la propia comunidad educativa. Padres y docentes pueden beneficiarse con cursos o actividades extraescolares. entre otros”, detalla Pérez.
Fecha barajada
La propuesta va a buen ritmo. Ya cuenta con una subvención del Ministerio de Educación para invertir en los dispositivos, así como de un espacio para esta futura aula en el colegio José Acosta. Este centro de Primaria, de hecho, está interesado en formar parte del proyecto y dotar a sus estudiantes de sexto curso con este recurso.
Estiman, en principio, si todo marcha según lo previsto, que empezarán a organizar los primeros horarios este próximo año académico y, con ello, darle vida a esta sala. Los precursores de esta clase son Manuel Charlo, jefe del departamento de informática y Marcote.
Ambos, antes de este proyecto ya se han involucrado con la incorporación al plan de estudios de conocimientos sobre nuevos retos tecnológicos como, por ejemplo, robótica o inteligencia artificial. “Esta última muy desconocida, pero intentamos acercarla. Esto no es enseñar Chat GTP ni ese tipo de cosas. Es la ciencia de datos”, especifica Charlo. Así, el centro aguarda la llegada del aula del futuro.
El desafío del proyecto: la ratio
Llevar a cabo esta iniciativa presenta, a juicio del director del centro, un desafío. Se trata de encajar la ratio de estudiantes con el aula que está “por las nubes”. Pérez asegura que es necesario “aliviar una serie de cuestiones para trabajar en las mejores condiciones posibles”.
El docente explica que este tipo de oferta formativa “solamente tolera un número máximo porque esto no puede llevarse a cabo en cualquier clase o en cualquier asignatura. Es un asunto de números, de estructura”, manifiesta. “Se pueden hacer todos los inventos del mundo, pero si se siguen sin construir escuelas e institutos, seguiremos siendo los últimos”, expresa.
Las ARTES las grandes olvidadas, son las que dan esa capacidad creativa que se extrapola a otras materias...pero siempre son maltradas en el currículo educativo...pues toma dos tazas.
Preveo una disminución drástica en las capacidades de los estudiantes, y nuevamente los profesores universitarios sufriremos las consecuencias. Los alumnos llegan cada vez peor preparados; la docencia en bachillerato está únicamente orientada a aprobar las pruebas de acceso a la universidad, las cuales dejan mucho que desear. En lugar de enseñar inteligencia artificial e impresión 3D, enseñen a los jóvenes a pensar y a razonar, para que puedan enfrentarse a los problemas con conocimiento, creatividad y garantías de éxito.
Yo doy clase en uno de los grados con la nota de corte más alta de toda España, y los alumnos que recibimos son muy deficientes, lo cual es triste porque se supone que deberían ser los mejores. La educación secundaria y el bachillerato necesitan una reforma muy seria, y ya, comenzando por la preparación del profesorado. No es aceptable que profesores de Química impartan Física o Matemáticas, ya que, en general, no tienen el nivel necesario. Carecen de los conocimientos más básicos, y las evidencias lo demuestran.