La frontera entre Ceuta y Marruecos, que es sorteada a diario por miles de porteadores, se convierte en un infierno. Así ha sucedido este lunes, cuando se han registrado pequeñas avalanchas para entrar.
No se han producido incidencias en el lado español pero las escenas en el marroquí demuestran otra jornada de caos.
Es el día a día en la frontera sur de Europa que se reproduce cuando está en auge el debate del fin del porteo. El director general la Administración de Aduanas e Impuestos Indirectos de Marruecos, Nabil Lajdar,
dijo el pasado día 6 en Rabat que apoya una solución “radical” de acabar “de forma definitiva” con el contrabando o comercio atípico de los pasos fronterizos con las dos ciudades españolas Ceuta y Melilla. Las mujeres se apuraban por intentar el cruce, por conseguir el ansiado tique para llevar a cabo un porte que supone el único sustento para su día a día. El ‘Tarajal II’ es la única vía permitida para sacar la mercancía, aunque siguen proliferándose pequeñas salidas de individuos forrados de mercancía que consiguen superar el blindaje a pie de frontera.
Marruecos quiere poner fin a esta situación, algo que es asimilado en el lado español y que de hecho va a llevar a que un plazo estimado de cinco años se termine con un tráfico que ha causado muchos problemas de seguridad y que ha dejado muertes a ambos lados del espacio fronterizo.
Hoy, día de mujeres, hubo problemas para acceder, hubo golpes y hubo presión. Mañana, jornada de hombres, no se sabe si seguirán con la misma tendencia y cruzar de Marruecos hacia la ciudad autónoma volverá a ser un auténtico infierno.