Vivir situaciones de emergencias, como puede ser el caso de un incendio, en el que podemos temer tanto por nuestra vida y la de nuestra familia como por la posibilidad de perder nuestra casa y todas nuestras pertenencias, pueden producir reacciones de estrés agudo y de ansiedad que requieren de ayuda profesional para su debido manejo.
El Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes, GIPEC, presta atención psicológica a las víctimas en estos primeros momentos, que les pueda ayudar a restaurar el sentido de seguridad, canalizar y gestionar estas reacciones y prevenir la aparición de posibles trastornos futuros.
Los miembros del GIPEC de Ceuta son psicólogos/as especializados, que han recibido una formación y preparación específica sobre las características de las crisis, emergencias y catástrofes, como pueden ser accidentes, suicidios, incendios, desastres naturales, etc. y sus consecuencias psicológicas y psicopatológicas en las víctimas tanto directas como indirectas. Esta formación les ha proporcionado las habilidades y competencias necesarias para el conocimiento del impacto psicológico y las reacciones emocionales postraumáticas experimentadas por las víctimas y les ha capacitado para la puesta en marcha de las estrategias de intervención psicológicas necesarias para hacer frente a las necesidades más inmediatas que requieren las víctimas, sus familiares y los intervinientes.
Entre las funciones del psicólogo/a de emergencias en estos primeros momentos de un suceso traumático esta; fomentar la noción de seguridad, ayudar a manejar estados emocionales, prestar los primeros auxilios psicológicos, comunicar malas noticias, dar pautas de actuación y de autocuidado, ayudar a afrontar las perdidas y en caso necesario acompañar en reconocimiento de cadáveres, intervención específica con niños, personas con discapacidad, etc.
En el caso del incendio forestal que acabamos de vivir en nuestra ciudad, en Calamocarro, hubo varias personas, que fueron despertadas y desalojadas de sus viviendas por su seguridad, que vivieron ese miedo y esa incertidumbre de no saber si podrían salvar sus casas o serían devoradas por las llamas.
El GIPEC fue activado, una psicóloga miembro del grupo, acompañó y prestó apoyo psicológico a estas familias a lo largo de la mañana, mientras esperaban poder volver a sus casas y observaban expectantes las labores de extinción de incendios por parte de los servicios especializados.