Ahora que estamos en campaña electoral conviene recordar que la imposición de criterios en el espacio común urbano desde un ámbito tan extravagante como el administrativo está siendo la tónica de las últimas legislaturas en Ceuta.
Los proyectos bienintencionados del señor Vivas entran dentro del campo de las ocurrencias creativas de este funcionario municipal proyectado gracias a la política a máxima autoridad local. Este hombre de talante amistoso y servicial no parece que crea mucho en la democracia participativa que le debe de sonar a cosa de snobs y modernos. De todos modos, creo honestamente que este tipo de pensamiento está instalado en todos lo partidos políticos sin excepción. Ofrecer soluciones en los variados asuntos de un Gobierno municipal sin contar con los administrados es desperdiciar opiniones y vivencias y dejar de lado la gran potencia humana que constituye el entramado colectivo. La mayor parte de los políticos se comportan más bien como una plaga de oportunistas ensimismados con impulsar sus carreras funcionariales o profesionales o con su posición en las listas políticas sin querer advertir que las sociedades ya han cambiado significativamente y están demandando liderazgos compartidos y verdaderos cauces de participación activa en la gobernanza común. Una sociedad sana es altamente participativa y está llena de vigor y dinamismo que termina trasmitiendo al urbanismo como hemos estado explicando en otros artículos de opinión (la ciudad inventada; la construcción cívica de la ciudad). Por eso la participación cívica es tan importante para tomar entre todos las decisiones más afortunadas ya que la habilitación de un espacio urbano es una condición necesaria pero no suficiente para que se produzca un desarrollo socialmente exitoso de usos.
Vamos a poner dos ejemplos de Ceuta que creo pueden ayudar: el primero sería el traslado del mercado central a otro espacio con la finalidad de recuperar el foso de la Almina. Primero habrá que reconocer la obsesión del actual alcalde por la época portuguesa de Ceuta y por recuperar todas sus señas de identidad que utiliza como símbolos políticos e ideológicos. En este delirio sublimador de la época portuguesa se puede perder mucho de la actual vitalidad de nuestro mercado. Al reordenar mecánicamente (tirando de plano y desde un despacho) los espacios sin atender al funcionamiento cívico se perderá gran parte de los aspectos atractivos de estos recintos populares. Mucho me temo que lo esencial del espíritu del mercado se diluirá si se cambia un mercado por su sucedáneo, el centro comercial. ¿Los problemas del mercado se pueden solucionar sin necesidad de cambiarlo de ubicación?, suponemos que sí pero de no ser así, también pensamos que será muy necesario abrir un gran debate ciudadano que enriquezca las propuestas de la administración municipal. Un buen mercado tiene paralelismos con una buena calle peatonal bien surtida de comercios minoristas, con la diferencia de que en el mercado las calles son todavía más estrechas y el comercio normalmente más abigarrado.
Los mercados suelen ser lugares dónde puedes tomar un buen desayuno, hacer compras de productos excelentes y acceder a diversos servicios sin tener que andar grandes trechos. Es en definitiva un brillante batiburrillo de gentes, texturas y olores; un perfecto lugar de encuentro para la socialización espontánea. Además, en estos lugares y sus aledaños se concentran diversos personajes públicos autodesignados que conocen a casi todo el mundo y que exhiben un gran surtido de capacidades innatas para la socialización. Desde un vendedor de lotería ambulante a un churrero o un pescadero con salero que bromea con todos y se mete en el bolsillo a los compradores. Todos ellos son personajes imprescindibles porque ayudan a la construcción de los afectos comunes entre los usuarios del mercado. Habrá que estar atentos a la jugada del cambio de mercado y de la recuperación del foso de la Almina puesto que el señor Vivas no adopta decisiones muy consistentes desde el punto de vista urbanístico; un buen ejemplo de esto que comentamos fue la ocurrencia descabellada de trasladar el mercado a la manzana del Revellín, afortunadamente no se llevó a cabo.
Los cambios que el mercado necesite se tendrán que afrontar pero la misma empresa con capital estatal a la que se le ha encargado el nuevo proyecto de mercado ya diseñó el ceuta-center y terminó siendo pasto de las oficinas municipales. Lo decimos porque con tal de gestionar y de dar soluciones al señor alcalde perpetuo le pueden asaltar ocurrencias de tal calibre que nos encontremos un buen día con un horripilante centro comercial amplísimo y deshumanizado que cumple su papel de dispensador de bienes pero que ha perdido todo o casi todo de la satisfacción humanizante característica de los mercados tradicionales. Además el actual mercado central está circundado alrededor de su manzana por una pléyade de pequeños negocios que se benefician del dinamismo del mercado pero que posiblemente se puedan perder con el futuro traslado; recordemos que la habilitación de un espacio urbano es condición necesaria pero no suficiente para producir dinamismo, vigor y diversidad urbana.
De la misma manera, no por tener buenas intenciones y crear un gran espacio verde dónde antes había un hediondo vertedero se van a convocar como por arte de magia a un gran número de personas entorno a este lugar. Desde luego no será la contemplación del paisaje lo que atraiga a muchas personas a un lugar tan alejado. Tiene sus inconvenientes: ausencia de sombra en las épocas veraniegas y otoñales que es cuando presumiblemente lo frecuentará más gente; vientos incómodos; malos olores frecuentes provenientes de la EDAR; el estorbo paisajístico de la planta de transferencia; el inapropiado y feo edificio del antiguo tanatorio y crematorio; escasez de plazas de aparcamiento y la competencia que le hace el cercano parque de San Amaro. Desde nuestro punto de vista y siguiendo las lecciones de urbanismo y fisiología urbana de Jane Jacobs el éxito de este espacio está en su especialización aportando un contenido acorde con su peculiar situación. En otras ocasiones y desde este espacio de opinión hemos hablado bastante sobre un proyecto para llenar de contenido este espacio en el que como novedad hemos estado colaborando con uno de los expertos municipales de gran formación, bagaje profesional en la empresa privada y comportamiento atípico (algo extraño porque para el entramado burocrático y político somos personas incómodas y tenemos la característica de producir disonancias cognitivas y contradicciones insoportables en los egos recrecidos y espanto en los corporativistas municipales). De esta manera se podrá convertir en un espacio suficientemente atractivo para llamar la atención de los ceutíes y no solo de aquellos que hacen deporte o que disfrutan caminando por el Monte Hacho.