Ha tardado 250.000 años pero, al fin, la cueva abrigo de Benzú comienza a gozar de la atención y mimo que se merece como enclave histórico y patrimonial. La Consejería de Educación y Cultura y el ‘Proyecto Benzú’ han unido esfuerzos para estudiar conjuntamente cómo se puede desarrollar el acondicionamiento del entorno.
Desde la Consejería se manifestó hace meses su intención de impulsar esta zona de gran riqueza arqueológica con potencial para repercutir muy positivamente sobre la ciudad. Sin embargo el entorno presenta unos problemas añadidos que dificultan el inmediato acometimiento de los trabajos. Los contactos con el ‘Proyecto Benzú’ han sido constantes, sobre todo desde que el responsable del mismo, José Ramos, pusiese de manifiesto tanto la necesidad como los intereses para abrir la Cabililla a la ciudadanía.
Los lazos han comenzado a estrecharse durante la última estancia de los responsables del proyecto a la ciudad con motivo de la visita guiada que se realizó al entorno hace unas semanas. Tras el encuentro, el consejero del área, Javier Celaya, manifestaba que están buscando el modo de acondicionar la zona para la visita de grupos organizados que contribuyan “a una finalidad educativa de interpretación del pasado de la ciudad”. Sin embargo, destacaba que no es un lugar al que pueda acudir el turismo en masa “porque favorecería su degradación”. Por ello, la intención es visualizarlo y darlo a conocer “pero siempre dentro de un orden”.
Entre los principales impedimentos que se presentan, destacaba Celaya su proximidad a la frontera, la custodia del mismo que está en manos de Defensa, así como la orografía del terreno y la presencia de especies vegetales protegidas.
Por su parte, el responsable del proyecto y docente de la UCA, el profesor Ramos, explicaba que la adecuación del entorno no es complicada. “Es un diseño sencillo que comprendería un sendero, sin grandes obras y adaptado al paisaje, donde se instalarán, por supuesto, vallas de seguridad y barandillas, así como bancos y paneles informativos del yacimiento”. Además se ha planteado la instalación de paneles informativos que expliquen la historia del yacimiento.
Sin duda el 2017 fue el año para la Cueva y Abrigo de Benzú, el año en el que se confirmó su cronología (que data en los 300.000 años) más otros avances arqueológicos que han conseguido su difusión a través de publicaciones de impacto a nivel internacional y han atraído las miradas de investigadores de medio mundo, hacia un entorno que puede dar la vuelta a lo que se conoce del Cuaternario y de la expansión del hombre en el continente europeo. En vista de los acontecimientos, además de trabajar en esta reivindicada demanda, la Consejería trabaja en la elaboración de material de divulgación para la ciudadanía. Por su parte se pondrá a disposición del público unos folletos turísticos, concebidos con una presentación atractiva, que incluyen un mapa y una síntesis del yacimiento. Además, se prevé que el entorno arqueológico se estudie en los centros educativos, por lo que se están confeccionando cuadernillos didácticos para docentes.
El yacimiento
El ‘Proyecto Benzú’ está permitiendo conocer la ocupación humana más antigua de Ceuta. Diferentes grupos humanos han frecuentado el asentamiento durante más de 180.00 años, explocando los recursos que les ofrecía el medio natural. Señala el profesor Ramos que posee un gran valor para la ciudad y “cada vez acapara mayor interés a nivel internacional”. Así se puso de manifiesto durante las últimas jornadas de divulgación que anualmente organiza la Consejería de Educación y Cultura junto con los responsables del ‘Proyecto Benzú’ y que, en esta ocasión, contó con la intervención de expertos llegados desde distintos puntos del país que, expuso Ramos, cada vez muestran más interés por este “yacimiento único en el norte de África”.
Pero no queda todo en la Cueva de Benzú, los expertos tienen la cierta sospecha de que en los alrededores de este yacimiento se pueden encontrar “gratas sorpresas”. Es así la confirmada Cueva de Enrique, “donde podría estar todo el mogote”, pero presenta el gran problema de encontrarse junto a la cantera y “su entorno” está bastante alterado. Sin embargo, no descartan trabajos futuros porque, apunta Ramos, “en toda esta zona debemos estar muy atentos, creo que todavía no conocemos ni la mitad de lo que esconde”.