Llevan varios años esperando una reforma que no termina de cuajar a pesar de ser un firme compromiso de la Ciudad y mientras tanto la Protectora de
Animales se desmorona sobre sí misma. Techos a través de los que se filtran goteras o humedades que convierten las paredes en focos de infección. Es la situación a la que se enfrentan los voluntarios que acuden a diario a intentar hacer más fácil la vida a los animales allí acogidos, una tarea cada vez menos sencilla porque muchos de ellos sufren el riesgo de que su salud se resienta. “Se mojan y pueden caer enfermos, sobre todo sufren problemas de bronquios”, explica la vocal de la junta directiva de la Protectora, Pilar García.
Además, la zona de enfermería que acoge a los animales más vulnerables está prácticamente a la intemperie y, en época de lluvia, el agua penetra en la habitación. “Hay un techo de chapa que está lleno de boquetes y los animales que están allí pasan mucho frío”.
La solución a este problema la planteó la Ciudad, al hacer entrega de una partida adicional a la subvención de 5.000 euros con la que acometer una pequeña rehabilitación de emergencia antes de la reforma general. Sin embargo, la cantidad es a todas luces “insuficiente” dadas las condiciones en que se encuentran las instalaciones, asevera García. “Hemos pedido presupuesto y nos piden unos 13.000 euros”, añade.
Desde la Protectora de Animales han hecho un llamamiento a la donación de cualquier material de obra con la que puedan mejorar sus instalaciones hasta que la Ciudad impulse la reforma que dotará a esta asociación de unas dependencias en las que ofrecer una vida digna a los animales que un día fueron arrojados a la calle por alguien que los consideró solo un juguete usado.