En prisión, a la espera de juicio y con la sombra de una condena de 4 años de cárcel en Ceuta. Este es el futuro inmediato que se le presenta al marroquí detenido por la Guardia Civil con poco más de 101 kilos de hachís que acababan de ser introducidos por Benzú.
El joven, de 22 años, ocupa ya celda en la prisión de Mendizábal a donde fue conducido tras el auto dictado por el juzgado de guardia. La Benemérita le relaciona con el hallazgo de cuatro fardos de esta droga después de haber sido bordeada por el espigón con Beliones por lo que deberá responder de un delito contra la salud pública ante el Juzgado de lo Penal.
En esta cadena de la delincuencia actuaron dos personas: el ahora encarcelado de manera preventiva que recibía la mercancía y el buzo que se dio a la fuga después de haber dirigido la droga ejerciendo de ‘motor humano’. A este no le pudo colocar los grilletes el Servicio Marítimo, abandonando el lugar a nado y quedando a merced de una actuación del vecino país.
El ‘motor humano’ ejerció este pase con traje propio de prácticas de buceo
Ese individuo actuó a plena luz del día, arrastrando los bultos y metiéndolos en la ciudad por la zona rocosa. Allí esperaba el detenido para hacerse con la mercancía y escapar. El ‘motor humano’ ejerció este pase con traje propio de prácticas de buceo, una técnica que fue muy explotada en la época del confinamiento dándose casos de empleo de motores para hacer trayectos más ligeros.
Había que meter la droga y, estando la frontera cerrada, la única manera era o bien así o bien mediante el uso de los narcodrones.
El marroquí se encuentra ya en la cárcel de Mendizábal esperando la celebración de la vista oral por unos hechos con evidencias suficientes al haber sido arrestado en posesión de la droga.
La mercancía fue remitido al área de Sanidad de la Delegación del Gobierno para su destrucción.