Suma y sigue. Los Bomberos han tenido una madrugada de jueves ajetreada debido a dos avisos por incendios en vehículos por los que tuvieron que intervenir en la barriada del Príncipe Alfonso y la zona de Narváez Alonso, y que visibilizan un problema que no apenas ha cesado incluso durante el estado de alarma: la dinámica constante de la quema de coches.
El primer aviso llevó a una dotación del SEIS hasta Narváez Alonso. Allí, un vehículo ardía sin que se conozca el origen del fuego. Desde las 03:15 horas de la madrugada, los equipos de emergencias comenzaron las labores de extinción de un fuego que afectaba a un vehículo sin que afectase a más a su alrededor. Las actuaciones se extendieron casi una hora, regresando al Parque de Bomberos a las 04:00 horas.
Dos horas después, a las 06:52, recibieron otro aviso: en esta ocasión, la dotación del SEIS se dirigía hasta la barriada del Príncipe donde, cerca del colegio Reina Sofía empezaba a arder un coche que, según relatan desde Bomberos, parecía ser uno de los que ya había ardido en ocasiones anteriores. En una rápida actuación, a las 07:17 ya estaban de vuelta a la central.
Hace pocos días, el chatarrero en el que se ha convertido la explanada de Arcos Quebrados obligó a los miembros del Cuerpo a apagar un incendio que se generó en esta zona. Una intervención con cierta dificultad debido a la complicación para acceder hasta el origen de las llamas, debido a que es tal la acumulación de residuos en este punto que los vehículos del SEIS no podían acercarse hasta el foco.
El incendio se produjo pasadas las 22:15 horas y acudió una dotación de un mando, un conductor y cuatro bomberos que han acudido escoltados por la Policía Nacional. A todo esto, se suma la guinda de la grave problemática cada vez que toca desplazarse hasta la zona: que suelen organizarse emboscadas para apedrear a los profesionales del Servicio de Extinción cuando acuden a cumplir con su trabajo.