Cientos de personas han acudido este miércoles hasta el
cementerio de
Sidi Embarek para
despedir a Abdeselam, el churrero del barrio del Príncipe que hasta hace unos días les atendía en el local ubicado en el zoco, en Ceuta. Siempre amable, siempre educado y cercano con todos. Así era y así lo quieren recordar. Todo son palabras de cariño, de recuerdo y de aprecio a un vecino, a un trabajador al que le quitaron la vida de un
disparo en la cabeza en la noche de este lunes. A hombros han bajado su ataúd: desde el Príncipe bajando por el Puente del Quemadero hasta llegar al cementerio mientras le rezaban.
Cientos de personas: hombres entrados en años, jóvenes, también menores... Todos querían asistir a esta despedida. Desde el montecito que conduce a Loma Colmenar, más vecinos contemplaban el entierro. Se le ha rezado a Abdeselam, se ha pedido por él, se ha recordado a su familia. Y también esos momentos en los que el fallecido les atendía en la hamburguesería-churrería del barrio. Hay recuerdos pero también mucho dolor y rabia. Los que irrumpieron en el zoco disparando podían haber matado a cualquiera. Disparaban alocados, había gente en la calle. Una de esas balas mató a Abdeselam alcanzándole de lleno su rostro. Así, sin más, en mitad de su trabajo, sin esperarlo, una bala acabó con su vida.
Dicen los vecinos que desde hace varios días estaban disparando por el barrio. Jóvenes armados que tiran de arma por pura diversión y que terminan amedrentando a los vecinos. Este lunes murió el churrero pero podían haber sido más. En el Príncipe piden Policía, creen que esta muerte podría haberse evitado si en el barrio hubiera agentes suficientes. Si hubiera una presencia fija que al menos amedrente a quienes cometen delitos y, armados, violentan a una sociedad que paga las consecuencias con su vida.