No podemos obviar la proyección de la Ciudad de Ceuta de manera ideal. O al menos, conformarnos con recuperar un modelo de vida no tan lejano que se ha hecho añicos, transformado en grupúsculos humanos obligados a hacer las veces de gestores. Sanidad, cultura, medio ambiente…, sociedad, son partes de las responsabilidades de un ejecutivo que el Desgobierno del señor Vivas deja en manos de todo tipo de asociaciones y su valeroso voluntariado.
Proyección que se debe materializar poco a poco, año tras año, con los presupuestos de la Ciudad, unos presupuestos que ascienden a 304,8 millones de euros, un 4,46 % más que el presupuesto del que se dispuso en 2017. Unos presupuestos que la consejera de Economía y Hacienda, Kissy Chandiramani, presentó como “muy sociales, equilibrados, prácticos y prudentes”, algo que podría ser realidad con un debate serio y posterior consenso de todos y digo todos los miembros de la asamblea. Sin embargo, desde MDyC comprobamos en el último pleno de la asamblea de Ceuta celebrado el pasado día 3 de Noviembre que debatir resulta imposible. Ya que debatir requiere, entre otras cosas, autocrítica y la bancada de diputados del partido PP nos tiene acostumbrados a todo lo contrario; responden para anular críticas, todas, incluidas las críticas constructivas. Aunque sea con mentiras.
La falta de humildad del Desgobierno puede estar haciéndoles ignorar posibles soluciones a múltiples problemas cotidianos simplemente porque vienen del MDyC.
El período de alegaciones abierto hasta la aprobación definitiva de los presupuestos 2018 es buena oportunidad para pensar en ello, para pensar que tal vez, hacer todo lo posible para eliminar la brecha de desigualdad que lleva más de una década abriéndose en Ceuta, es una buena idea, es una proyección de ciudad ideal.
Es buena oportunidad para que las alegaciones que desde el MDyC presentemos sean tenidas en cuenta, ya que serán ideas estudiadas desde la responsabilidad y el buen hacer que la Política requiere.
El Desgobierno no posee varita mágica, dispone de millones de euros para asentar los cimientos de un cambio necesario en esta ciudad. Millones que se pretenden gastar de nuevo en flores, en granos de arena, en sueldos desorbitados, en obras que no se van a llegar a materializar, en privilegiar a una sola zona de la ciudad (como es el despropósito económico para la Gran Vía)… etc. etc. No, los presupuestos no son equilibrados, ni prácticos ni mucho menos prudentes.
Es un borrador de presupuesto que deja fuera la ética, la estética y la sostenibilidad. En el cual, los Populares de nuevo, destinan partidas sociales del todo insuficiente, impidiendo la atención adecuada a sectores de nuestra sociedad que más lo necesitan. Por tanto, no, rotundamente los presupuestos no son más sociales como nos quieren “vender”.
Y así, si no rectifican, año tras año, se seguirá abriendo la brecha de la desigualdad. Y no por las peculiaridades de nuestra querida ciudad si no por el nefasto reparto y gestión de esos millones que se mueven a lo largo y ancho de la economía ceutí.
Negarlo es intentar invisibilizar los problemas de una parte importante de la sociedad, desviar la responsabilidad a esa “peculiaridad” de nuestra ciudad como si fuera un ente activo es cuanto menos, el reconocimiento de una ineptitud cada vez más evidente.
El gran problema de Ceuta es tener a personas que quieren gobernarnos sin realizar las funciones que un ejecutivo conlleva. Espabilen, que ya somos muchos los que hemos espabilado y debemos cambiar el rumbo que este Desgobierno ha tomado, porque la Ciudad de Ceuta ha escorado y no hacer nada por evitarlo, todo lo contrario, lo único que hacen, es dejarla vilmente zozobrar.