Una joven con una doble fractura tras sufrir un accidente en la escollera y el incendio declarado en una embarcación a escasos metros de la costa obligaron ayer a intervenir, por partida doble, a los efectivos de Cruz Roja desplegados en la playa de la Ribera. Por una vez, los ojos del público estaban más atentos a los socorristas y al equipo médico que a las víctimas, que apenas media hora después de sufrir graves lesiones bromeaban sobre la arena y se fotografiaban satisfechos por el resultado de la puesta en escena. El simulacro había sido un éxito.
Una veintena de voluntarios, una ambulancia medicalizada e incluso una embarcación movilizó el ejercicio marítimo-terrestre que organizó ayer el Servicio de Vigilancia en Playas de Cruz Roja con un claro objetivo: verificar la capacidad de respuesta de su personal ante una eventual emergencia. El resultado dejó con buen sabor de boca a los responsables del Departamento de Salud, Socorros y Emergencias, que siguieron desde el módulo de salvamento las evoluciones de un simulacro que trasladó a la práctica los conocimientos adquiridos durante meses de preparación. Entre los presentes, el director territorial del Ingesa, Fernando Pérez Padilla; el presidente de Cruz Roja en Ceuta, José Manuel Durán, y representantes del 112 y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
El primero de los dos ejercicios programados guió a los voluntarios de Cruz Roja hacia la escollera de la Ribera. Allí, siguiendo el guión previsto, una joven que se encontraba pescando perdía el equilibrio y caía sobre las rocas. Alertados, los socorristas del puesto de salvamento corrían hasta el lugar y en tiempo récord le practicaban los primeros auxilios mientras aguardaban la llegada de la embarcación que la trasladaría hasta la orilla. Con un ya nutrido grupo de bañistas como espectadores se incorporaba al simulacro el equipo médico que llegó a bordo de la ambulancia requerida desde el puesto de mando. Serían ellos los que tomarían el relevo ya sobre la arena para certificar que la víctima sufría una doble fractura en brazo y pierna que obligaba a su traslado urgente hasta un centro sanitario. Minutos después, completado el primer ejercicio, la supuesta accidentada recobraría el paso entre las felicitaciones de sus compañeros por su interpretación. “Es la primera vez que he hecho de víctima. Las otras había sido socorrista”, comentaba tras librarse de la mercromina que había simulado ser sangre.
Cubierta la primera fase del simulacro, aún quedaba la más espectacular. A unos metros de la orilla ardía de forma aparatosa el motor de una embarcación de recreo con cinco tripulantes a bordo. Las llamas les obligaban a lanzarse al agua, desde donde reclamaban a gritos auxilio. Ante las dificultades para alcanzar la playa, cinco socorristas se lanzaban al agua para socorrerles. En cuatro de los casos no se registraron lesiones de gravedad, pero el quinto sufrió una parada cardiorrespiratoria que obligó al equipo médico a esforzarse en su reanimación.
Cuarenta minutos después, el simulacro marítimo-terrestre concluía con todos sus objetivos cubiertos. La supuesta accidentada y las víctimas del incendio volvían a sus puestos de control y vigilancia del litoral, atentos de nuevo a posibles contratiempos como los que ellos acababan de protagonizar, aunque ahora reales. “Están muy coordinados. Se ve que trabajan bien”, comentaba una bañista.
La organización insiste en extremar la prudencia
De momento no ha han tenido que actuar ante ninguna contingencia similar a las escenificadas en el simulacro, pero Cruz Roja insistía ayer en la necesidad de controlar las imprudencias. Isabel Brasero, directora de Voluntariado y formadora de socorristas de la organización, advertía del “peligro que, sin darse cuenta, pueden correr los jóvenes que van a las escolleras a jugar o a saltar desde las piedras”, exponiéndose a accidentes como el del ejercicio ficticio. “Se les avisa, pero hay que estar encima de ellos”, aseguraba.
José Manuel Durán: “Demuestran todos los conocimientos adquiridos durante meses”
José Manuel Durán, presidente de Cruz Roja en Ceuta, no ocultaba ayer su satisfacción por los resultados del simulacro que acababa de presenciar desde el puesto de salvamento instalado en la playa de la Ribera. “Ha salido todo como esperábamos. Muy positivo, porque este tipo de ejercicios permiten poner en práctica todos los conocimientos adquiridos a lo largo del invierno y que en verano benefician al conjunto de los ciudadanos”, aseguraba. La organización, que cuenta con unos 800 voluntarios en la ciudad, casi la mitad de ellos destinados a tareas de socorro y emergencia en las playas y en la organización de actos públicos como la Feria, considera que tiene “cubiertas sus necesidades de personal durante este verano, aunque el número de voluntarios nunca es suficiente”. Durán reconocía ayer el “gran nivel” demostrado por su personal, al que agradeció “el número de horas que han dedicado para que todo haya resultado tal y como estaba programado”.
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