La Ciudad tiene la intención de cerrar el albergue de Piniers antes de que acabe el año. Un espacio que se abrió de manera provisional a raíz de la crisis migratoria del pasado mes de mayo y en el que, actualmente, hay acogidos algo más de 420 niños migrantes solos.
Se da la circunstancia de que al menos una docena de estos jóvenes cumplirá la mayoría de edad antes de que acabe el presente año, por lo que ya no formarán parte del computo total de niños que han de recibir atención.
Por otro lado, la Ciudad Autónoma tiene intención, en las próximas semanas, de ponerse a trabajar a fondo para aligerar las cifras, haciendo efectivos más de medio centenar de traslados a distintos puntos de la Península para lo que denominan ‘reagrupaciones familiares con allegados asentados al otro lado del Estrecho de Gibraltar’. El objetivo de este tipo de movimientos es intentar dar a los que tienen perfiles más vulnerables una protección tirando de las plazas que todavía están libres en el reparto de doscientos menores establecido con las Comunidades Autónomas.
Así las cosas, si todo marcha como espera la Ciudad, en pocas semanas Piniers podría echar el candado, cerrándose con él un interminable listado de historias que no pudieron acabar de ser contadas como debían.
Menores prevé, incluso, transformar de inmediato uno de los cuatro módulos de este albergue en un espacio para el ocio y la formación, por lo que, parece, que la cosa va en serio. No es el final del problema, ni mucho menos, pero simboliza de alguna manera un paso hacia adelante.