Falló la comunicación. Falló la cercanía. Fallaron las explicaciones. Falló en definitiva la forma de hacer una política cercana.
La avería de agua originada en Hadú ha dejado a cientos de familias sin el suministro básico durante más de 24 horas.
Ni lavarse la cara podían. De ahí pues empiecen a enumerar. Y claro si esta circunstancia no se sabe controlar desde el principio…
Los afectados cuentan la de garrafas de agua que han tenido que comprar, los bares que no pudieron abrir, las familias con personas dependientes pidiendo ayuda… Y ante esto a la Ciudad, con tanto asesor a sueldo, no se le ocurre abastecer a los vecinos de alguna forma para que pudieran cargar agua. No. Se dedicó a aventurar cuándo volvería y metió la pata.
Una avería es incontrolable. Se produce y se produce. Detrás hay una mala gestión, sí; pero una vez producida no vale más que ponerse a trabajar y, también, tener la pizca de psicología necesaria para calmar a los afectados. De lo segundo el Ayuntamiento debe dar clases particulares porque ha fallado y lo ha hecho de forma gravísima.
No se puede tener así al ciudadano, no se le puede dar la espalda de esta manera sobre todo cuando llevas colgado en la frente el lema de ‘agua las 24 horas’. No.
De la oposición mejor no hablar. No se puede responder a golpe de tuit (en algunos de los casos) o callarse para no molestar a los amigos. No se puede salvo que haya quienes consideren el partido como una empresa que no rinde cuentas al ciudadano. Lástima.
No sé si sacaremos una lección de todo esto, si para otra ocasión se dará importancia al trato humano y resolutivo. El patinazo ha sido mayúsculo.