Fue un auténtico linchamiento. Lo vieron, le insultaron y luego fueron a por él. La titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Ceuta había adoptado una medida de libertad para el tío del bebé fallecido en Alférez Provisional. Una medida basada en datos y en un detallado conocimiento de la causa, aunque sigue investigado. Otros, sin saber nada más que rumores, optaron por tomarse la justicia por su mano colocándose la toga de jueces sin serlo.
La decisión de su señoría es puesta en libertad provisional sin fianza, aunque resalta la obligación de presentarse en el juzgado en cuanto sea requerido al seguir en condición de investigado en la causa.
Frente al Casinillo de la Legión lo reconocieron y hasta cuatro personas fueron a por él. Era fácil distinguirlo: llevaba la misma ropa que el día de su detención. Además, su imagen había rulado por todos los WhatsApp de Ceuta.
La suya y la del bebé fallecido, como la de los padres y los audios mantenidos entre ellos en un ejemplo de pérdida de cualquier respeto básico. Audios que forman parte de una causa que sigue teniendo aspectos que deben ser tratados con discreción al requerirse todavía la práctica de algunas diligencias.
La agresión pública al tío del bebé, que fue quien llamó para avisar de su muerte, fue recogida en una grabación hecha por los propios implicados en un directo en TikTok, pero también en otras hechas por ciudadanos que se vieron sorprendidos por esa turba que invadió hasta la carretera.
En una de esas grabaciones que compartió este periódico se aprecia con claridad toda esa secuencia de golpes, patadas, insultos e invasión de la vía hasta que este hombre puede escapar.
La Policía Nacional ha dispuesto de material suficiente para identificar a los agresores. No solo para saber quiénes son sino para tener constatada cómo fue la secuencia de hechos.
Todo forma parte de un informe para que se actúe contra los autores de estas lesiones. No se hizo el mismo día al no haber denuncia, pero sí que la Jefatura Superior tuvo que ordenar que se desplazara un zeta hasta Alférez Provisional al producirse afrentas en ese entorno y una alteración del orden público.
Ese linchamiento tuvo sus orígenes previos en las concentraciones a las puertas del juzgado para increpar a los detenidos. El viernes, cuando su señoría decidió la puesta en libertad del tío del bebé, también se acordó su traslado en un coche para evitar que lo jalearan a las mismas puertas del juzgado.
Eso no impidió que lo agredieran en la calle, a solo unos pasos de Jefatura.
La medida de prisión adoptada por su señoría para los padres del bebé se justificó en una serie de indicios que se han considerado suficientes como para motivar la privación de libertad.
Está la propia declaración de la pareja, que reconoce haber mantenido una violenta discusión en un escenario del que formaba parte el propio recién nacido.
Pero también la autopsia, que no deja lugar a dudas de cómo murió el pequeño y que las lesiones fueron producidas por una persona adulta.
Cualquier intento que habría hecho la pareja por desvirtuar la culpa se hundía con una conclusión clara: ni el niño muere por una caída accidental ni las lesiones las causa otra persona que no tenga la fuerza de un adulto.
La inspección de la Policía Científica corroboró ese ambiente de lucha con puertas rotas y una vivienda que recoge haber sido escenario de una pelea.
Al pequeño se le cambió de ropa para así evitar que se vieran prendas manchadas de sangre y se usó lejía al menos en el baño.
Son claves de las que se puede informar en una instrucción que avanzará en los próximos días con nuevas diligencias.
Los juicios paralelos y la cadena de mensajes compartidos
En este suceso más que en otro, al tratarse de la muerte de un bebé, se han sobrepasado las líneas básicas de lo permitido.
Así, se ha compartido de manera masiva la foto del bebé sin vida en un hecho que, lejos de frenarse, sigue formando parte de una cadena activa.
Esto causó preocupación e indignación en el juzgado, ante el hecho de que esa imagen de una víctima estuviera siendo compartida en masa sin que esa alocada cadena tuviera un freno.
Se ha sabido que la imagen la hizo la propia madre para comunicar a otra persona que su hijo estaba sin vida.
De ahí se ha generado una cadena imparable de compartidos. Lo mismo ha sucedido con los audios grabados también por la misma persona y compartidos de manera masiva por WhatsApp sin que tampoco nadie haya frenado la escucha de una situación dolorosa por cuanto uno de sus protagonistas es el propio bebé llorando y su hermano, menor de edad y necesitado de una protección máxima.
Los juicios paralelos y el seguir compartiendo contenido de este tipo forma parte de otro debate social distinto al que se tiene que mantener en el juzgado, aislado de todo, pero no ajeno a la torcida trascendencia que este repudiable crimen está teniendo.
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