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Poemas a Ceuta (II) son los siete nuevos poemas en el que, a modo de un amante en la distancia, vamos -a golpes de versos-cantando de forma y manera lírica a nuestra tierra
Siete es un número mágico, donde pudiera esconderse la clave esotérica para alcanzar una buena parte del conocimiento adquirido en el transcurso de los siglos. De tal manera que el número siete podemos repetirlo en innumerables ocasiones, pongamos: «Siete colinas de la ciudad eterna de Roma, siete cielos, siete brazos del candelabro de los judíos, siete chacras de la energía vital, siete virtudes cristianas, siete mares del Océano, siete palabras de Cristo en la Cruz, siete ríos de la Tierra, siete libros de “Á La Rechercher de Temps Perdu” de Marcel Proust, siete colores del arcoíris, los sietes infantes de Lara, los siete velos de la danza, las siete vidas de un gato, siete palomas blancas… Y, referenciados al cine: “Siete Samuráis” de Akira Kurosawa, o “Los Siete Magníficos” de John Surges, o “Siete Hermanos para Siete Novias” de Stanley Donente. Y, seis días de la semana que necesitó Dios para crear el mundo, los cielos, los océanos, los animales y al hombre y a la mujer; y, un día más, pues al séptimo, descanso»
Así también -al igual que Roma-, Ceuta tiene siete colinas, a la que hemos querido escribirle siete poemas, como siete jazmines adolescente blancos y puros, que lucieran en el pelo de una muchacha para que su novio guapa la viera…
Son -como decimos- siete poemas escritos e inspirados en el sentimiento de nuestra noble y milenaria ciudad. Porque habéis de saber que todos los poetas cantan a los ojos y a la boca de una mujer, a la tristeza de una pérdida, o a la melancolía del otoñó; o, tal vez, a la exultante naturaleza llena de vida de la esperada primavera. Sin embargo, nosotros hemos escrito unos poemas a una ciudad a orillas del mar azul del Estrecho.
Nosotros -amigos en la distancia- hemos escrito a golpes de versos y sentimientos. Nosotros hemos escrito siete poemas a Ceuta. Siete…
VI Porque esto es Ceuta...
“Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando…”
Federico García Lorca
Porque esto es Ceuta…
Un lugar en el norte de África,
una ciudad desnuda en el Atlas,
un poema de soledad, de destierro...
Una palabra, un verso,
tal vez nada, quizás todo.
Porque esto es Ceuta…
Y hemos de sentir, de nuevo,
las piedras de sus calles,
la alegría de sus patios,
el canto de los jilgueros
en nuestros paseos.
Porque esto es Ceuta…
Y bajaremos a la arena y al mar,
donde la brisa con su mano de sal,
nos alcance su suave caricia
hasta dejarnos traspasados
en sus ausencias.
Porque esto es Ceuta…
Y nuestros mayores viven
cada mañana, cada tarde,
como si fuera el primer momento,
tal vez el último instante
antes de marcharse.
Porque esto es Ceuta…
Y nuestros recuerdos se atan
prisioneros a la “Mujer Muerta”,
al Hacho, a la Virgen de África,
a los crepúsculos del Estrecho,
a la nostalgia de unos besos.
Porque esto es Ceuta…
Y nuestros pasos ya no están,
y nuestras voces no se oyen,
decidme, entonces, paisanos,
donde se encuentra mi alma,
que al alba tañará la campana
unos ecos: ¡tin! ¡ton! ¡tan!,
tu nombre, mi nombre.
Porque esto es Ceuta…
VII Arcoiris
“A Toñi, viajera de las flores
en su arcoíris de colores…”
Llueve. Sale raudo el sol.
Nubes grises, blancas,
entre trozos de cielo azul
en la temprana mañana...
Se curva el arcoíris
en los cielos de plata,
entre mil colores
verdes y escarlatas…
Y, tras caer la lluvia
el campo se empapa.
Y, a lo lejos se dibujan
los pinares de agua…
¡Ay, amor temprano
en las horas soñadas,
qué se pare el arcoíris
en las horas del alma!...
Llueve. Sale raudo el sol.
Nubes grises, blancas,
entre trozos de cielo azul
en la temprana mañana...
VIII San Antonio
“¡Ay, San Antonio bendito!
¡ay, san Antonio,
que trabajito cuesta
que salga un novio…!”
Marifé de Triana
Ya suben las mozas
por el camino viejo,
dejando un aroma
de luna y de besos.
Una flor en san Amaro
han cortado para el pelo,
mientras la fuente de plata
deja rumores en el cielo.
Ya suben las mozas
por el camino viejo,
dejando un aroma
de luna y de besos.
Por el camino de moras,
entre pinos y zarzales,
las mozas van cantando
bulerías y soleares…
Ya suben las mozas
por el camino viejo,
dejando un aroma
de luna y de besos..
Y alegres ya llegan
a la verja de la ermita,
“pa” pedirle al santo
el milagro de la vida.
Ya suben las mozas
por el camino viejo,
dejando un aroma
de luna y de besos.
Y a la losa famosa
que milagros diera,
las muchachas la rozan
las tardes de primavera.
Ya suben las mozas
por el camino viejo,
dejando un aroma
de luna y de besos.
Una vuelta, dos y tres…
Y, ahora, vuelta al revés.
Que la losa siente el roce
del cuerpo de una mujer...
Ya suben las mozas
por el camino viejo,
dejando un aroma
de luna y de besos.
¡Ay, san Antonio bendito!,
te traigo rosas y azahares,
a cambio te pido un novio
que me quiera y me abrace.
Ya suben las mozas
por el camino viejo,
dejando un aroma
de luna y de besos
Y repican las campanas
por los pinos del Hacho,
que ya bajan las zagalas
con los novios soñados…
Ya suben las mozas
por el camino viejo,
dejando un aroma
de luna y de besos.
IX El Mirador
“Y, en las horas pretéritas, alejadas de la vida, siempre nos quedará la imagen entrañable de una vieja fotografía...”
Mirador blanco
en los cerros altos
miran los campos
verdes y encarnados.
Ya llegan las nubes
contando los arcos,
como pasan las cuentas
el rosario de un santo
No sabemos si siete,
si ocho o tal vez nueve,
del mirador blanco
los arcos que tiene….
Por el camino largo
de “García Aldave”,
triste suena una copla,
camino de la tarde…
Y el sol ya enciende
las últimas palabras,
como amapolas rojas
del ocaso en llamas…
¡Ay!, mi primer amor,
mi amor deseado,
por qué no has vuelto
al mirador blanco…
Acaso aquellos besos
que al alba yo te diera,
no incendian tus sueños
en mi alma prisionera.
Y, el cielo claro y azul,
se torna ahora morado,
como una herida antigua
en el corazón del amado...
Mirador blanco
en los cerros altos
miran los campos
verdes y encarnados.
X medusas
“Agua viva en el azul del mar,
como un infierno, como una herida...”
Ya llegan las medusas
-como rosas altivas-
del mar de Chorrillo
a las aguas turquesas
de la soñada “Rivera”.
Y, se mecen graciosas
-como rosas del mal-
mariposas viajeras,
que vuelan, que nadan
en los espejos del mar.
Ya llegan las medusas
-como rosas altivas-
del mar de chorrillo
a las aguas turquesas
de la soñada “Rivera”.
Y, se pierden en el mar
-como ortigas del mal-
sin tiempo, sin horas…
Soñando cada día,
¡ay!, con ser rojo coral.
Ya llegan las medusas
-como rosas altivas-
del mar de Chorrillo
a las aguas turquesas
de la soñada “Rivera”.
XI En la mañana
“Los amores se van.
como los pájaros al alba…”
Mañanita clara,
de nubes altas
-grises y blancas-
que llenan el alma...
Mañanita clara
nacida al alba
cuando la amada
yace en las sabanas…
Mañanita clara
llena de esperanza
a la luna morada
que vendrá mañana…
Mañanita clara
desde la ventana
-de la casa encarnada-
me mira tu mirada…
Mañanita clara,
ya tocan las campanas
-alegres y alarmadas-
al ladrón de mi alma…
Mañanita clara,
ya retumba el agua
-rosas y esmeraldas-
del Puente a la Muralla…
Mañanita clara,
¡ay!, por la calzada
-de rosas soñadas-
liban abejas doradas…
Mañanita clara,
de nubes altas
-grises y blancas-
que llenan el alma...
XII Instituto de Ceuta
“Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales...”
Antonio Machado
A la mañana, los colegiales
llenaban las aceras de las calles,
desde el Príncipe a Maestranza
y desde el Recinto a los Rosales.
Niños de camisas blancas,
de jerséis de ochos de lanas,
y corbatas gualdas, naranjas,
rojas, verdes, azules y granas.
.Niños con sueños de plata
con la luna de almohada.
Niños que ríen, que saltan,
sobre las noches doradas.
Niños, amigos de la infancia
-tan puros en la tierna mirada-
colegiales de sonrisas alegres,
con el alma plena de esperanza.
Adiós, Instituto Medio de Ceuta,
adiós profesores, compañeros,
con mis recuerdos vais en el alma,
en mi corazón siempre os llevo…
A la mañana, los colegiales
llenaban las aceras de las calles,
desde el Príncipe a Maestranza
y desde el Recinto a los Rosales.