Al Poblado Marinero de Ceuta ya no lo habita el ocio nocturno, algo que tuvo que dejar atrás al comienzo de las restricciones. Fue entonces cuando se puso la lupa sobre este sector en pos de acabar con las aglomeraciones sociales y frenar, así, el avance el coronavirus. Una enfermedad que llegó para quedarse, al menos de momento, en nuestras vidas. Ahora, sin embargo, a este rincón habitual para la noche ceutí ya no lo marcan las copas, la música y los bares: esta vez, es la basura la que se ha apoderado de sus calles.
La
dejación es cada vez más palpable en un lugar en el que, pese a las limitaciones que han tenido como consecuencia del cierre de la actividad habitual que allí se daba, ha convertido a la acumulación de basura y escombros en un rasgo más del entorno. La suciedad está patente en muchos de los rincones de esta zona de pubs y discotecas y a ello se suma que se ha convertido en un lugar donde duermen los inmigrantes, que han erigido allí sus propias casetas artesanales tanto en el Poblado como en las inmediaciones de las escolleras.
Allí, las casetas de inmigrantes son habituales existiendo una auténtica ruta de asentamientos que está convirtiendo este lugar en una zona de culto a la dejadez.
La pandemia dio pie al cierre del ocio nocturno
El cierre de los locales de ocio nocturno, como el de muchos otros negocios, ya dio
sus primeros pasos en marzo, antes incluso de que se detectase el primer caso de coronavirus en Ceuta. Tiempo después, una vez iniciada ya la Fase 3 de la desescalada, la Ciudad anunciaba que
tampoco iba a permitirse la vuelta a estos bares para no bajar la guardia y continuar haciendo frente al avance de la pandemia. Sectores como del ocio nocturno, al igual que otros como la hostelería o el comercio, han sido unos de los más afectados por las restricciones de movilidad, pues es la actividad social su principal fuente de crecimiento.