El Pleno de la Asamblea dio ayer un apoyo histórico, no tanto por número de diputados que votaron a favor como por la pluralidad de fuerzas y corrientes ideológicas que lo hicieron, a los Presupuestos de la Ciudad para 2022, casi 390 millones de euros llamados a seguir paliando las consecuencias y encauzar la “recuperación” de las tres crisis que han azotado como nunca a Ceuta durante los dos últimos años. El documento negociado por Kissy Chandiramani con todos los que han querido mejorar su propuesta inicial (PSOE, MDyC, Caballas y los dos diputados no adscritos) no sólo salió adelante con el apoyo imprescindible de los socialistas, sino también con el de los localistas de Fatima Hamed y Mustafa Mohamed, a nivel nacional en la órbita de las dos sensibilidades predominantes en Unidas Podemos, así como con los parlamentarios que abandonaron Vox hace casi dos años. No existe en todo el país un nivel de consenso, por heterogeneidad política y porcentaje de apoyo, parecido. Los representantes del 84% de los ceutíes han coincidido en un documento que sólo rechazó la ultraderecha, que firmó una supuesta “enmienda a la totalidad” limitada a un discurso electoralista monocorde: eliminar, 10 millones de euros en total, los convenios que perciben lo que desprecian como “chiringuitos” con cualquier entidad ligada a la comunidad musulmana, el combate del terrorismo machista, la convivencia y los medios de comunicación que no se limitan a propagar su discurso sin contrastar. En una encrucijada histórica para la ciudad por la evolución de las relaciones con el país vecino y la desaparición de parte de los nichos de desarrollo económico que han nutrido a la ciudad las últimas décadas, la inmensa mayoría de la Corporación ha apostado por la responsabilidad con altura de miras, una señal de confianza para el futuro a la que las administraciones deben responder con eficiencia en la ejecución de los compromisos adquiridos desde la diversidad y la vocación de servir al interés general.