Más de mil firmas se han recogido solo en unos días para avalar la querencia de buena parte de la ciudadanía porque haya playas a donde puedan acudir los dueños con sus perros. Medio Ambiente ha respondido diciendo que este año ya no es posible permitirlo pero que estudiará retirar la prohibición de acceso para que pueda darse uso a zonas sin señalizar, es decir, que no tengan sombrillas o duchas. Lo que ha hecho Medio Ambiente es despachar esta petición a su manera, con cuentos chinos. Si este Ayuntamiento hubiera querido podría haber dado el paso hace muchísimo tiempo para atender una petición antigua, defendida por muchísimos ciudadanos, que reclaman poder llevar a sus mascotas a la playa siempre bajo el respeto a las normas. Pero no se hace y ahora vienen con excusas sin sentido ya que en playas que este Ayuntamiento no tiene acondicionadas, que son limpiadas por voluntarios, que las tienen olvidadas... resulta que tampoco se pueden llevar animales, bajo la advertencia de recibir una sanción de la Policía Local. El aspecto que cada mañana ofrecen las playas no es fruto de la acción de los canes. Salvo que algunos beban cerveza, le den a los porros y después se dediquen a causar destrozos en el mobiliario público. Que haya dueños de perros que se comporten como auténticos animales no tiene por qué servir para culpabilizar al resto de personas que son cuidadosos con sus mascotas, limpios y evitan que puedan incomodar a los demás bañistas. Pero hay que ser valientes para hacer unas normativas adecuadas, que atiendan las reclamaciones de todos los ciudadanos por igual respetando a los colectivos sin despacharlos con aseveraciones que además de falsas solo sirven para causar una expectación entre quienes las sostienen. Que Ceuta no tenga hoy una playa a la que puedan acudir las mascotas es porque el Ayuntamiento no quiere. Prefiere las prohibiciones mientras mantiene puntos abandonados, sin vigilancia, sin socorristas, sin limpieza y sin la mínima atención municipal aunque luego insista en llamarlas playas. Y eso sin hablar de los vertidos, del estado de la arena y del agua. Pero es más fácil resolver el problema atacando al eslabón más débil. Algo que tampoco me sorprende teniendo en cuenta la desidia en el trato a todo lo que tiene que ver con la protección animal que se da en un Gobierno capaz de, sin sonrojo, declararse en un pleno en contra del maltrato.