“Tenemos el Festivo, que tiene prioridad para entrar, y en una hora más o menos tenemos de salida a un barco de descarga, pero también vamos a tener de entrada otros dos barcos de pasajeros y uno de suministros. Ahí es donde viene el conflicto. Eso es lo que yo suelo llamar el tren de las cuatro porque dentro de una hora, sobre las 16.00 o 16.30 horas, vamos a tener una salida y cuatro entradas. Entonces tenemos que jugar con los tiempos y las preferencias de la Autoridad Portuaria, que son primero las salidas antes que las entradas, y los ferries tienen preferencia sobre el Festivo”, comenta Francisco Díaz Oliva, operador del servicio de tráfico marítimo en la Torre de Control del Puerto de Ceuta mientras no quita ojo del radar y la carta electrónica.
Convertirse en operador del servicio de tráfico marítimo no es fácil. Además, es una profesión que requiere mucha formación y responsabilidad. Son una especie de ‘controladores’, pero no aéreos, sino del mar.
Son las personas encargadas de dirigir el tránsito de buques en el espacio portuario y las aguas de Ceuta de una manera segura, rápida y ordenada. En el puerto son 5 y la suya es una profesión “en la sombra”.
Organizar el tráfico marítimo y velar por la seguridad es su única misión. “Somos un equipo de profesionales técnico naúticos, titulados todos en náutica, oficiales de la Marina Mercante, y con la formación de control de tráfico emitido por el Centro de Seguridad Marítima Integral de Jovellanos de SASEMAR. Nosotros, sobre todo, lo que hacemos es un trabajo de información y organización del tráfico del Puerto de Ceuta. Solamente tenemos competencias en aguas portuarias”, desgrana Alfonso Romero Cuesta, supervisor del servicio de tráfico marítimo.
“Hay menos barcos y eso lo ha notado el Puerto y hace que nuestro trabajo sea más relajado”
Conocen como la palma de su mano las características del puerto -calados, corrientes, régimen de vientos, oleaje...- y su misión es guiar a los capitanes de los barcos.
“Nuestro trabajo trata de gestionar y hablar con los barcos, darles información, coordinar el practicaje con los amarradores y con los remolcadores si fuera necesario. Nuestro trabajo principalmente es informar al barco de las situaciones que en ese momento se están produciendo en tiempo real y en prevención de accidentes o cualquier otro problema”, continúa el supervisor.
Cuando los barcos están aproximadamente a unas dos millas de la bocana del puerto, ahí entran en acción. “No es que le demos consejos, pero sí recomendaciones, aunque el capitán de un barco siempre tiene la potestad de decidir qué es lo mejor para su barco y su seguridad. Nosotros proponemos soluciones. En este sentido, debemos recordarle la normativa de la Autoridad Portuaria y Capitanía marítima sobre seguridad, límites de velocidad, rumbo y los procedimientos de entrada y de salida, además de las prioridades”, añade a FaroTV.
La pandemia del coronavirus y la frontera cerrada han hecho que haya descendido mucho el número de operaciones que pueden tener en un día.
“Podemos tener toda la capacidad que tenemos en los muelles. Cada barco suele tardar unas cuatro horas, por lo que podemos tener hasta 10 o 15 operaciones en 24 horas, aunque es variable. Los únicos barcos regulares que tenemos son los ferries y algunos de carga y descarga, pero depende de las solicitudes de los representantes del barco y de las horas que comuniquen. Pero son solo previsiones y todo puede ir cambiando”, cuenta Francisco Díaz.
La crisis se ha notado en el volumen de tráfico. “Hay menos barcos de pasajeros, menos mercancías que se mueven y eso lo ha notado el Puerto. Eso hace también que nuestro trabajo ahora sea mucho más relajado. Hemos tenido años atrás muchos barcos al mismo tiempo y ahora los barcos llegan a cuenta gotas y no deja de ser un inconveniente económico también”, destaca Alfonso Romero.
El control del tráfico marítimo es un servicio de 24 horas, los 365 días del año y se trabaja también por las noches.
“Muchas veces desde que está la petición hecha hasta que el barco entra en aguas del puerto pueden pasar horas e, incluso, días, o suspensión de la escala y no siempre coincide porque muchas veces dan una hora estimada y normalmente se retrasan. Nosotros trabajamos con 24 horas de previsión para saber un poco qué nos espera en una jornada. Eso sí, nosotros tenemos competencias solo en aguas del puerto de Ceuta, lo que pase fuera no es competencia nuestra”, proseguía el supervisor.
Sin ellos, el puerto de Ceuta, con una media de unos 6.000 movimientos de entrada y salida anuales, no podría funcionar. “Si en ese momento no podemos darles entrada, les indicamos que deben esperar en poniente o les ofrecemos la opción de esperar antes de entrar en la bocana si es poco tiempo o sino de fondear en nuestro fondeadero. Y cuando ya se ha descongestionado todo pues les damos la posibilidad de entrar. Todo eso sin olvidar consultar con el práctico, el servicio de amarradores y de remolcadores”, explica Díaz, que ya lleva cuatro años trabajando en Ceuta en la empresa Traficoport.
Aunque pueden parecer profesiones parecidas, los operadores del servicio de tráfico marítimo aseguran que tienen poco en común con los controladores aéreos. Y no sólo por el medio.
“El mayor problema que nosotros podemos tener es el fallo en las comunicaciones con el barco para gestionar esas entradas y salidas. A veces hay malos entendidos porque al final esto tiene una trascendencia económica para ellos. El gestionar ese baile de entrada y salida sin saltarse los protocolos y respetando las prioridades a veces es complicado”, prosigue.
Para que la comunicación funcione con capitanes llegados de cualquier parte del mundo los operadores del servicio de tráfico marítimo deben dominar el inglés. Es una de las pruebas eliminatorias en los exámenes de capacitación que periódicamente convoca la Dirección General de Marina Mercante del Ministerio de Fomento. El principal requisito es el título de capitán de marina mercante y un año de experiencia como capitán de un barco. Además, los aspirantes deben acreditar conocimientos de legislación y superar pruebas físicas de resistencia y natación.
“Un buen controlador lo que tiene que tener es calma, saber qué es lo que está haciendo, que hacemos un servicio a la Autoridad Portuaria y cualquier duda siempre la puedes consultar antes de tomar ninguna decisión, y que la seguridad es lo más importante. Tienes que ser precavido y ver que no haya acumulaciones de tráfico que puedan poner en riesgo la navegación, riesgos de abordaje, de colisiones o de contaminación, e ir jugando con las esperas y retrasos que sean necesarios. Cuando te comunicas con el barco tienes que recodar cuando tú estabas allí para entender lo que te dicen y el problema que pueda tener”, recuerda Francisco.
En el servicio de control del tráfico marítimo de Ceuta son 5 operadores y un supervisor.
Para Juan Manuel Aguiar Moreno, también operador del servicio de tráfico marítimo, un valor añadido siempre es la “experiencia y saber ver las cosas que te pueden venir”. Sin embargo, Verónica Rodríguez Cabezas, una ceutí de 29 años, lleva apenas unos diez días en su nuevo puesto de trabajo, pero lo tiene claro: “Hay que ser organizado porque en las horas puntuales hay bastantes maniobras y movimientos en el puerto y tienes que ser espabilado y estar atento para que nada te pille de sorpresa”, comenta la operadora.
Alfonso tiene tres hijos, Francisco dos y Juan Manuel uno, pero ninguno ha seguido sus pasos. “No puedes influir en los hijos si a ellos no les gusta. A mí esto no me mandó mi padre a estudiarlo, sino que lo hice porque quise y quiero que hagan lo que a ellos les sea de provecho”, comenta Francisco.
Por su parte, Verónica seguirá dando clases y animando a sus alumnos a interesarse profesionalmente por este mundo. “Es algo que llama y es verdad que en Ceuta que somos tres partes agua, es necesario que se levante el tema náutico ya no solo de recreo, sino también a nivel profesional”.
Juan Manuel dejó de navegar en los fríos mares chilenos y de la Antártida y se vino a tierra por su hijo. “Él seguirá los pasos que él quiera y siempre que lo haga con buen corazón, tendrá mi ayuda”, confiesa mientras le llaman por megafonía. Ceuta es una muy buena ciudad para navegar y deberíamos valorarla más. Se está comenzando a explotar más la náutica y se ve que la gente lo requería. Pero la gente tiene que darse cuenta de la pequeña perla que tenemos aquí en Ceuta”, concluye.
Evolución de los medios tecnológicos: Del walkie talkie al control por radar (con el sistema AIS) y la comunicación por radio
Los medios en el mundo de la marina se han modernizado y del walkie talkie se ha pasado al control por radar (con sistema AIS) y la comunicación por radio. “Trabajamos con una serie de equipos técnicos y aplicaciones informáticas estandarizadas en toda la Marina. Es cierto que seguimos con la comunicación por radio y nos vamos comunicando por los diferentes canales. El canal 16 es el principal: de emergencia, llamada y seguridad, y luego tenemos el 11, que es el de trabajo de la Autoridad Portuaria de Ceuta y el 12, que es el de los prácticos. También tenemos el 10 que es para comunicarnos con Tarifa y otros que tenemos solo para casos de emergencias”, explica Alfonso. Para consultar los buques que han solicitado hacer escala en Ceuta disponen de la plataforma DUE de Portel. “Aquí se reflejan los documentos únicos de escala que han hecho los consignatarios de los barcos para solicitar la escala a través de Puertos del Estado y Capitanía Marítima, además de otras muchas aplicaciones de control del tráfico. Solo los barcos que están en Portel son los que están autorizados”.
Sin embargo, el tesoro de estos controladores es el Radar. “Tiene integrado el AIS y la carta digital para saber dónde está el barco, qué está haciendo en cada momento y organizar los tiempos de entrada y salida para evitar un embotellamiento en la bocana. El AIS es un aparato que llevan los barcos y transmite un paquete de datos. Nos da todos los nombres y datos de los barcos que con la carta digital hace que el Radar nos dé un cálculo de la velocidad y rumbo que lleva cada barco. No nos da más información que eso, lo que nos sirve siempre es hablar con el barco por radio y preguntarle si tiene algún problema, zonas donde no es conveniente navegar, aunque donde está mejor siempre es navegando”, detalla el supervisor.
Por otro lado, tienen otra carta náutica de Puertos del Estado que solo representa los ecos AIS. “Nos ayuda a filtrar solo los barcos que tienen previsto venir a Ceuta para tener una imagen clara del tráfico marítimo que vamos a tener en nuestras aguas. Se ve con mucha más antelación que en el Radar. De todas formas los barcos suelen llamar con media hora de antelación cuando están a unas dos millas y eso te ayuda a ir organizando la situación que después te va a venir”, destacaba Francisco mientras consultaba sus previsiones y atendía la llamada del Jaume I.
Un trabajo que conlleva mucha responsabilidad: La seguridad siempre es lo primero: “Los recreativos son una herida sangrante que tenemos ahí continua”
Un trabajo “poco valorado”: “Es un trabajo que está en la sombra por desconocimiento”
Verónica reconoce que en este trabajo “hay días y días donde el tiempo se pasa más rápido o te puede estresar un poco por lo que implica esa organización entre barco, amarradores, prácticos y remolcadores” y Francisco entiende que “cuando uno llega a Ceuta está preocupado únicamente de que su barco llegue a tiempo”. Mientras que para Juan Manuel “es un trabajo que está un poco en la sombra”. “Cuando tú le preguntas a un niño qué quiere ser todos dicen bombero, policía o médico, pero nuestro trabajo también es necesario y muy importante. No creo que sea un trabajo muy apreciado por el desconocimiento”.
“Las noches suelen ser más tranquilas, salvo imprevistos”
Estos controladores del mar tienen turnos de 12 horas: de ocho de la mañana a ocho de la tarde, y viceversa, “aunque tenemos bastante días de descanso también”. No obstante, el turno de noche suele ser “mucho más tranquilo porque a partir de la una de la mañana ya no hay ferries, y ya, salvo aún mercante, no hay tanto movimiento de barcos”. Juan Manuel Aguiar Moreno, también operador del servicio de tráfico marítimo, cumplirá dentro de un mes cinco años ya en Ceuta. “De todas formas por las noches hay que organizar la mañana para el compañero que entra al día siguiente”, detalla. Aunque trabajan con previsiones, siempre puede haber imprevistos durante la noche. “Emergencias se han dado, aunque no es lo normal y Salvamento Marítimo no lo controlamos nosotros. La Salvamar Atria nos avisa de que sale y de que entra, pero depende de Algeciras. Es más, ni siquiera nos tienen por qué informar. La navegación nocturna no es más difícil, sino que hay que estar mucho más atento, sobre todo a las luces, que siempre indican todo. Cuando es de noche se considera que se ve porque todo está iluminado y prima la vista sobre los equipos técnicos, aunque hay que hacer uso de ellos evidentemente”.
“Desde pequeña soñaba con trabajar en el mar”: Verónica es la más joven y la única en la Torre de Control
En la familia Rodríguez Cabezas no hay ningún marino, “aunque a mi padre siempre le ha gustado la pesca y lo he vivido de cerca desde chica”. Sin embargo, para Verónica esta pasión por el mar se encaminó con una charla en el instituto: “Cuando estaba en cuarto de la ESO vinieron de la Universidad de Cádiz al instituto Abyla donde yo estudiaba y no sabía que había carrera de navegación marítima. Me gustó, me decidí y era la única opción que tenía en mente”. Esto le llevó a hacer la diplomatura de tres años de Navegación Marítima y “además soy piloto de segunda de la Mercante porque, además de la parte teórica de la universidad, tienes que embarcarte un año en un barco”. Al terminar sus estudios, comenzó en la Torre de Control pero por poco tiempo porque tenía que terminar su embarque. Ahora es la más joven y la única mujer que trabaja en la Torre de control, a donde volvió “en busca de una estabilidad y de un trabajo en casa”, pero al mismo tiempo trabaja en la Escuela Náutica Valero y en la Casa del Mar dando cursos de náutica “para formar a los más jóvenes”.
Controladores del mar: “Lo que más me llena es que sigo siendo marino, aunque llevo 15 años sin navegar”
Para Alfonso, Francisco, Verónica y Juan Manuel lo más gratificante es que todo sale bien y que siguen trabajando en el mar, “aunque no sea navegando porque esto es lo más parecido a un barco”. “Lo que me llena es que sigo siendo marino porque esto es un trabajo de marino, aunque llevo más de 15 años sin navegar. Hay otras salidas además de la navegación”, confiesa Francisco, mientras que Juan Manuel recuerda sus meses y meses navegando en Chile o en la Antártida. “Aquí hay menos acción, pero Ceuta es una ciudad tranquila y con mucha calidad de vida. Echo de menos la mar, pero impartiendo clases de náutica me quito el gusanillo. Me gusta este trabajo y espero seguir muchos años más”.
Juan Manuel Aguiar. Gran profesor de titulaciones de recreo para la empresa Ceuta Global Yachting. es un gusto aprender con el. Se nota su experiencia cuando habla y cuando enseña