La calle Jáudenes volvió a acoger con todo su cariño y fervor la procesión de la Virgen de África. Desde su llegada, todo fue alegría para recibirla con cantos y vítores que confirmaban que Ella es la Patrona de Ceuta. El recibimiento se realizó con fuegos artificiales al principio de la calle.
Desde el primer balcón hasta el último, comenzó la lluvia de pétalos que no cesó en toda la vía. El paso de la Virgen fue escoltado por el segundo Tercio de la Legión que contaba con la banda de guerra y piquete de honores.
En este punto del recorrido, la música fue un hecho destacado. No solo la banda de guerra de la Legión hizo honores sino, también, la Banda de Nuestra Señora de Palomares, que venía acompañando a la Virgen durante todo el recorrido; y, asimismo, la Asociación Cultural Musical ‘Ciudad de Ceuta’ hizo presencia para festejar el momento cumbre de la procesión. Música, pétalos y piropos a la Virgen de África en los momentos finales de su recorrido.
A la altura de Taboada, paró la Virgen para que se produjera el milagro anual que, aunque cae desde arriba, pareciera que viene del cielo. La lluvia incesante de pétalos comenzó sin parar mientras que los artistas Enrique Casellas y David Gutiérrez, pastoreños y marianos, entonaron sus mejores letras. La salve a la Virgen cerró el momento de mayores emociones entre los cofrades ceutíes.
El paso de la Virgen continuó caminando sin que parasen de caer pétalos sobre Ella. Las palabras del presidente Vivas y de la hermana mayor se confirmaron en esta calle: no hay nada más grande para los caballas que el día cinco de agosto. Y los ceutíes saben quererla con ese corazón grande y fuerte del que hablaba monseñor Zornoza. Al final de la calle, Jáudenes despidió a la Alcaldesa Perpetua con fuegos artificiales, esperando, de nuevo un año, para que regrese.