La Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional ha desestimado el recurso interpuesto por un joven marroquí que cruzó a Ceuta para pedir asilo argumentando una persecución por su condición sexual.
Historias de este tipo se repiten constantemente pero en sentencia se deja claro que esa persecución tiene que ser fundamentada de manera adecuada, algo que en este caso no se logró.
El artículo 489 del Código Penal marroquí prevé para el caso de prácticas homosexuales penas de 6 meses a 3 años de cárcel, así como multas que oscilan de los 11 euros a los 110 para quienes cometan lo que se considera “actos lascivos o antinaturales con un individuo del mismo sexo”.
La historia de auténtica persecución narrada choca con los controles existentes para justiciar la dispensa de una protección internacional.
“No ha quedado establecida ni la existencia de una persecución contra el solicitante ni de una problemática susceptible de protección conforme a lo prevenido en la Convención de Ginebra de 1951”, se expone en sentencia.
El protagonista de estos hechos indicó que residía en Agadir, en donde compartía piso de estudiante con su pareja sentimental aunque su familia es en Tiznit, Marruecos.
En 2020 buscó salir de su país para poder vivir con libertad su orientación sexual
En su país estudiaba Filología Hispánica y los gastos eran sufragados por su familia y su novio, que recibía ayudas para estudiar. En 2020 cortó con esa relación y buscó salir de su país para poder vivir con libertad su orientación sexual.
Se marchó a Turquía al considerar que allí podría vivir sin problemas pero sufrió una mayor persecución viéndose maltratado por su orientación y formas de vestir ya que “su look”, expuso, “es poco común para un musulmán” al “llevar el pelo largo, pendientes en las orejas, pantalones ajustados y camisetas anchas.
A los 28 días de haber intentado establecerse en aquel país desistió. Expuso en su recurso que al “haber estado sometido a tanto rechazo y discriminación por su orientación sexual, cuando regresó de Turquía tuvo que ir al psicólogo para tratar su ansiedad y depresión”.
Sus argumentos para obtener la protección han sido desestimados.
Todos hba dicho lo mismo