¿Existe un deber incondicional de decir la verdad? En el debate filosófico al respecto entablado entre Kant, que defendió que sí, y Constant, que argumentó que no hay que hacerlo si de ella se deriva un mal mayor, el periodista Bieito Rubido (Cedeira, A Coruña, 1957) está más cerca del segundo por mucho que asuma que ‘Contar la verdad’, el título de las memorias periodísticas que este miércoles ha venido a presentar a la Biblioteca Pública del Estado en Ceuta, es “el primer mandato moral” que debe tener cualquiera que se dedique a su oficio.
“No le iba a poner este título, me lo sugirió la editora”, ha confesado el exdirector de ABC, que ha elogiado la presentación que de el hizo la vicepresidenta Primera del Ejecutivo local, Mabel Deu, que ha hecho las veces de anfitriona.
La también consejera de Presidencia ha repasado el “gran bagaje profesional” de Rubido, actualmente al frente del periódico digital El Debate y antes de llegar a la cabecera de Vocento director de La Voz de Galicia.
Contertulio siempre de las primeras cadenas de radio nacionales, afín al centro derecha, doctorado con un trabajo sobre el derecho al honor de las personas públicas, el periodista gallego “escribe y nos habla sobre el oficio de contar lo que pasa en un libro que hay que leer porque profundiza en su compromiso como profesional y ciudadano con el oficio y este país”.
Desde el primer punto de vista, para Rubido cualquier periodista debe decir la verdad, al menos los pedazos que maneje de ella, pero asume que a veces, solo desde la ética de un valor superior, puede ser preferente otra opción.
Su libro y su ponencia, trufados ambos “con un buen anecdotario sobre los mayores personajes de nuestra historia reciente”, según Deu, repasan algunas de esas verdades incómodas que contó a pesar de todo: la crónica de la catástrofe ambiental del ‘Prestige’ que perjudicaba a dos gobiernos del PP en Madrid y Santiago de Compostela con los que guardaba sintonía personal; el 11-M, cuando La Voz de Galicia fue “el único periódico de toda España” que al día siguiente lo señaló como “un atentado yihadista”; los deslices del ex ministro socialista José Blanco con el que había trabado una relación estrecha...
“¿Es posible hacer un periodismo honesto en una etapa en la que más vende es el engaño?”, le ha preguntado Deu, cuya entrada ha calificado como “una de las presentaciones más bonitas que me han hecho en todo el país junto a la de Rajoy en Madrid”.
Esta es una profesión necesaria como conciencia crítica de todos los poderes”
¿Es posible? Sí. Rubido considera en su “reflexión del papel de los periodistas en estos 40 años de democracia” que “no hay nadie objetivo porque todos somos subjetivos tenemos alma, experiencia, familias, vicisitudes y una visión de la vida”. “Yo defiendo la honestidad y que tengo que contar la verdad aunque no me guste”, ha resumido el veterano periodista.
“Yo he contado muchas verdades que no me han gustado o que me hubiera gustado hacer de otra forma: la abdicación del rey, el golpe catalán, las tensiones de la pandemia, la financiación irregular de Podemos o la tesis plagiada de Sánchez, algo que él mismo invocó en el Parlamento”, ha añadido Rubido, que ha sido generoso con los periodistas locales al considerar que las presiones que soportan son siempre más difíciles de aguantar que las de los ministros y grandes empresarios que le telefoneaban a él “fundamentalmente para quejarse”.
“La presión llega siempre en el kilómetro sentimental más cercano”, ha advertido el gallego, que considera que “el periodismo español tiene mucho que mejorar”. “Es una profesión necesaria como conciencia crítica del poder, no solo político, también financiero, sindical, religioso...”, ha opinado el exdirector de ABC, que echa en falta más “humildad para pedir perdón” en la profesión en España, un país donde lamenta que “se ha hecho una caza, sobre todo de la clase política, y cuando los Tribunales han concluido lo contrario no se ha restablecido su honor”.
También ha censurado que “las buenas prácticas periodísticas no tienen premio actualmente: el rumor puede ser la antesala de la noticia, pero hay muchos falsos y uno no debe hacerse eco de ellos, pero a la gente les le gustan las noticias falsas, como ha demostrado un estudio de la Universidad de Columbia”, ha reseñado en la hora larga que se ha extendido su exposición.
"Contrastar, contrastar y contrastar", imperativo
Según Rubido, en España no hay periodismo de investigación, sino de “filtración”, en ocasiones con falsedades, deriva que ha restado “credibilidad” a los medios con el concurso, a su vez, de la Fiscalía, cuyo papel cuestiona por “sobrelimitarse en exceso filtrando informaciones de manera interesada incluso sin supervisión judicial o cuyos jefes habían parado”. “Nos han utilizado muchísimo en los últimos veinte años, sobre todo por la Policía y los fiscales o el juez Garzón”, ha lamentado el exdirector de ABC, un defensor convencido por el tiempo de la necesidad de “contrastar, contrastar y contrastar”. Después, mesura: “Contar la verdad a costa de todo, no: hay momentos en los que la información no tiene que ser contada en toda su crudeza... La verdad os hará libres, pero el ejercicio del periodismo es de personas falibles, con limitaciones...”.
Pues ya se los puede ir aplicando a sí mismo y a su periódico, hay que tener la cara de hormigón para dirigir un periódico que no para de contar bulos y manipular y después ir dando lecciones de objetividad.